jueves, 30 de diciembre de 2010

2011


Este, el último post del año.

Va con mis mejores deseos para 2011.

Es un abrazo para la familia y para los amigos.

Un agradecimiento por la posibilidad de continuar.

Una risa con la cual, franelero, seguiré diciéndole “viene-viene” a la vida.

Además…

Aquí un regalo del maestro Sabines.

Me encanta Dios.
Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre.

Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.

A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho frente al ataque de los antibióticos ¡bacterias mutantes!

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.

Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.

A mí me gusta, a mí me encanta Dios.

Que Dios bendiga a Dios.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Gerentes de gis y pizarrón


Cada año en la Ciudad de México, por ahí del mes de julio, es organizado un evento llamado ExpoManagement. El ticket no es barato, más o menos dos mil dólares se cobran por el acceso a conferencias y eventos.

Se trata de escuchar a conferenciantes famosos en el mundo de la economía, la administración, y los negocios, esos personajes que ahora se les llama “Gurús”; al tiempo que se hacen o se fortalecen redes de relaciones entre los ejecutivos asistentes.

Nunca he ido, ni quiero ir.

Para mi es una pérdida de tiempo y de dinero escuchar una versión masiva, breve, y descafeinada de las ideas de estos personajes. Para cuando el evento se realiza, ya he leído todos los nuevos libros que han publicado los ponentes, así como la crítica académica a sus nuevas y viejas teorías.

No critico la calidad de los conferenciantes, sino el formato de romería, de kermesse. Pero bueno, entiendo también que es el canal de distribución utilizado para entregar una versión light de las nuevas realidades empresariales.

Peter Drucker nunca vino. Pero si han venido Peters con su innovación en la economía del conocimiento, Hamel con sus nuevas fronteras de la gestión, Porter con su estrategia competitiva, Enríquez con su bioeconomía, Godin con su marketing de redes sociales , Hammer con su reingeniería de la corporación, Krugman con su geografía económica, , Stiglitz con su polémica alter globalizante, Yunus con su base de la pirámide, Kotler con su diagnostico del caos mercadológico, Ries y Trout con su posicionamiento de las relaciones publicas, Ohmae con su escenario global, y Mauborgne con su estrategia del océano azul; entre muchos más.

Otro que nunca ha venido, ni creo que vendrá, es Henry Mintzberg. Un profesor de la canadiense McGill University nada afecto a los reflectores del star-system intelectual.

Muchos de los arriba mencionados aseguran que Mintzberg es el pensador de administración y de negocios más importante del mundo, y ahí si estoy de acuerdo.

¿Cuál es la virtud de Mintzberg? Que no se anda con modas gerenciales, no es un animador de trucos que cualquier consultor de medio pelo recomienda sin ton ni son al primer empresario incauto que cae en sus garras. Me refiero a las frases gastadas sobre Cambio con mayúscula, la estrategia nebulosa, los equipos de trabajo protagónicos, la responsabilidad social del verde color plástico, el cascarón del liderazgo desde la filosofía grandilocuente, o los costosos clichés de temporada.

Mintzberg escudriña y explica cómo, cuándo, dónde, y porqué las iniciativas gerenciales funcionan o no. Investiga sobre el verdadero trabajo de la dirección de empresas, el día a día del gerente en la línea de golpeo, que a veces toma decisiones sin poder tener información completa.

Habla de la estrategia como un proceso emergente, iterativo, derriba los mitos del emprendedor como llanero solitario, y también cuestiona a aquellos “máster en administración” que nunca han creado, fracasado, o dirigido un negocio verdadero; los llama gerentes de gis y pizarrón.

¿Sus libros? “Directivos, No MBAs” editorial Deusto, “Mintzberg y La Dirección” editorial Panorama, “Safari a la Estrategia” editorial Granica, “The Rise and Fall of Strategic Planning” editorial McGraw Hill; y el mas reciente “Managing” de editorial Norma. Muy buen provecho.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 19 de Diciembre de 2010)

lunes, 13 de diciembre de 2010

Puedo explicarlo todo


Vargas Llosa no fue. Tampoco Fuentes, ni García Márquez, ni José Emilio.

Por su parte, Saramago, Monsiváis, Dehesa, Montemayor, y Tomás Eloy Martínez, debutaron este año ya en otros foros literarios.

La FIL Guadalajara esta mudando de piel, digamos que transita por una especie de relevo generacional, con estrellas incipientes. Elmer Mendoza (La prueba del ácido), Carlos Velázquez, (La marrana negra de la literatura rosa) y Xavier Velasco.

Edgar Salinas opina de Velasco: “Xavier será uno de los cronistas favoritos del DF que ya no conocerá Monsiváis... Y lo hará sin rodeos, salvo el propio de la ficción y el estilo metrosexual de su vocación”

Velasco ganó en 2003 el Premio Alfaguara con “Diablo Guardián”, y coincido con Edgar… Xavier, me parece, sería uno de les enfants terribles en la nueva generación de escritores mexicanos.

Auto adjetivado como antronauta, fugitivo de jaulas laborales, fetichista de la palabra, amante a la ambigua, y gurú en las ciencias del autoperjuicio; durante la FIL encargó a un muñeco de ventrílocuo la presentación de su novela “Puedo explicarlo todo”.

El nuevo libro promete, ayer lo compré en Gandhi, y absorbe desde el primer párrafo: “La pena y el cansancio también tienen límites. Uno recobra el ánimo al poco de temerse que no resiste más. Tocar fondo es también una forma de rebotar. Enterarse que en lo hondo del agujero también soplan de pronto nuevos aires… ¿Quién sabe si la muerte no es un segundo aire?”

Pero mi favorito es “Luna llena en las rocas” un libro que Tiene que ver con la buena vida que ronda en esos sitios nocturnos de mala muerte, donde el placer suele hacer trizas el deber; la huella literaria de un morbo con licencia, prisa, y causa; la persecución romántica del peligro, la congestión de elíxires, la conjura de lunas, la lujuriante oferta de saltar al vacío y entender cada oficio, vicio y maléficio con azoro infantil y premura adolescente. Esos, los ingredientes básicos de la aventura

Sí, “Luna llena en las rocas” es la crónica, la descripción erudita de los lugares emblemáticos, los imperdibles de una época en la vida nocturna de la ciudad de México, (Esa línea narrativa que en La Laguna inauguró Jaime Muñoz Vargas con sus clásicos Leyenda Morgan, y Parábola del Moribundo)

El Sarao, lugar que conserva el aire de aquellas residencias modernistas que rendían culto a los Bee Gees y a Barry White. El Riviere, santuario de ojerosos impenitentes, antrazo para aquellos que a las 5am deciden levantarse en armas contra la irrupción del alba.

El Club Quetzal, aquella disco en Reforma, la versión chilanga del neoyorquino Studio 54, donde entrar era redimir complejos de naquez o de intrascendencia social.

El Caballo Negro del Fiesta Americana, El Premier, El Prestige, El Patio, El Molino Rojo, Mocambo. Los Piano-Bar donde se venera la imagen de Agustín Lara y del maese Manzanero. El King Kong y el Bombay. Los bares de “Sangron´s” donde el cheque fresco de la burocracia salarial regresa, ineludiblemente, a Slim.

El Liverpool Pub, donde Los Bicles, un cuarteto llegado desde La Roma y La Condesa ya nos advertía que La vida es eso que sucede mientras se planea otra cosa.

Un abrazo Xavier.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 12 de Diciembre de 2010)

lunes, 6 de diciembre de 2010

Visionarios y retadores


El libro me lo regaló un amigo a quien estimo y también admiro.

Con sus socios fundó y ha hecho prosperar varios negocios; entre ellos una compañía que desarrolla y vende biotecnología en varios países, con patentes propias.

Es un empresario treintañero, habla tres idiomas y va por su segundo posgrado. Platicamos mucho y de todo. Nunca le he escuchado quejas o quejumbres por “la falta de reformas” o por “la falta de estímulos gubernamentales para competir”.

Se llama “Business Model Generation”, fue publicado hace un par de meses y aun no existe la versión en español, puede ser adquirido a través de Amazon.com. El libro fue escrito con la colaboración de más de 470 practicantes de negocios.

Inversionistas, empresarios, académicos, directores ejecutivos, emprendedores sociales, diseñadores, y consultores de negocios de 45 países aportaron su expertise bajo el principio de crowdsourcing.

Mismo principio que ha funcionado tan bien para Wikipedía y para Linux; y que está basado en la co-creación con un modelo de externalización mediante la participación masiva de voluntarios pagados para resolver un problema o realizar un trabajo, en el que tienen un peso importante los principios de auto-organización.

El libro presenta una plataforma conceptual, pero también muy practica, para entender y hacer negocios. Quien lo lea podrá reforzar su capacidad para analizar cuáles son los aspectos clave en el diseño de un negocio o de una nueva empresa, que permiten augurar su éxito, o de plano, saber sus límites, flancos débiles, y peligros.

Por ejemplo, presenta una herramienta muy sencilla, donde cualquier propietario, responsable, o emprendedor, es guiado a plantearse y contestar preguntas como las siguientes:

Bajo la perspectiva de nuestros clientes y prospectos, ¿Cuál es el valor que les entregamos? ¿Cuáles de sus problemas ayudamos a resolver? ¿Cómo son los clientes que atendemos? ¿Qué canales de distribución utilizamos y porque? ¿Cómo el negocio se integra a la rutina de consumo de los clientes? ¿Cuáles son los “momentos de la verdad” en las relaciones con nuestros clientes?

¿Cuál es el factor real por el cual los clientes pagan? ¿Cuál es la razón por la cual los clientes pueden preferirnos sobre otras opciones? ¿Cuáles son los recursos y competencias clave que la compañía debe poseer? ¿Cuál es nuestra estructura de costos y gastos?

Básicamente, el libro explica que todo negocio (todo) está compuesto de nueve bloques: 1.- Una propuesta de valor, (lo que nos compran). 2.- Uno o varios segmentos de clientes atendidos (quienes nos compran). 3.- Un modo de relacionarse con los clientes, (como atendemos y retenemos a nuestros clientes). 4.- Uno o varios canales de distribución, (como llegamos y entregamos a nuestros clientes). 5.- Un conjunto de actividades clave, (que cosas debe hacer el negocio sin fallar). 6.- Un conjunto de recursos clave, (los activos imprescindibles del negocio). 7.- Un conjunto de socios y asociados clave, (con que personas o empresas debe asociarse el negocio). 8.- Una estructura de costos (donde debe invertir y gastar el negocio para ser rentable) y 9.- Una manera de generar utilidades (cuales son las cosas o los momentos que hacen sonar la caja registradora).

El libro presenta muchísimos ejemplos, desde como Google y Youtube resolvieron la manera de generar consistentemente ingresos y utilidades, (algo que Facebook y Twitter aun no resuelven), como la industria de medios puede integrar a su modelo de generación de ingresos a los nuevos canales de comunicación y las redes sociales. Como Flickr y Skipe, estas empresas de almacenamiento de imágenes en línea y telefonía por internet, han resuelto sus ecuaciones de negocio con el modelo Freemium.

Lea este libro, y estará 100% actualizado con una nueva forma de hacer negocios.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 05 de Diciembre de 2010)

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La liturgia del PRI


El PRI institucionalizó la Revolución. En su ensayo ¿Un siglo de Revolución o la Revolución de hace un siglo? (Nexos, Noviembre 2010) Javier Garciadiego, historiador y presidente de El Colegio de México; dibuja cinco etapas. Una primogénita etapa épica, la década de las grandes batallas y los bravos caudillos.

Después, la etapa proteica, los cimientos del estado mexicano posrevolucionario, los años donde se agrupan y se disciplinan los generales revolucionarios para repartirse el poder, cuando germina ese discurso legitimador desde el nacionalismo, el agrarismo, el reparto de parcelas, la justicia social.

Una tercera sería la etapa institucionalizante. 1946 y el nacimiento del Partido Revolucionario Institucional como tal, la llegada de los civiles al poder presidencial con Miguel Alemán Valdez, el relevo generacional con los llamados “Cachorros de la Revolución”. Etapa que duraría hasta el fin del sexenio de la abundancia fallida, el de López Portillo, autodenominado “Ultimo Presidente de la Revolución”.

Después, en el discurso político la palabra Revolución sería sustituida por diversos fetiches, a modo o conveniencia: Renovación Moral, Modernidad, Solidaridad, Liberalismo Social, Sana Distancia, Participación Ciudadana; palabras rotundas todas, grandotas, barrocas como catedral.

Pero quiero detenerme en esta etapa institucionalizante, y recrear ese modus folklórico que parece regresar por sus fueros.

La liturgia priísta. El conjunto de signos, señales, claves, valores entendidos, frases lapidarias, ritos, y rituales, que todo aspirante a los beneficios de la justicia revolucionaria cual pasajero del carro completo, debía conocer y perfeccionar.

Por ejemplo, cualquier político de esas épocas dominaba un amplio repertorio de abrazos: uno para el candidato ungido, incondicional y fraterno. Otro para el enemigo político, frio, distante, respetuoso, y “de usted”. En medio de ellos varios, donde la calidez y la sonoridad de los palmoteos en la espalda se dosificaban con cirujana precisión, con algebraico calculo futurista.

Ahhh, y las frases, deliciosas todas: “En política, la moral es un árbol que da moras”, “La política es el arte de lavarse las manos con agua sucia” “Ni los veo ni los oigo” “México debe prepararse para administrar la abundancia” “Un político pobre es un pobre político” “Defenderé el peso como un perro” “En México no existen presos políticos, solo delincuentes comunes”

Y los llamados “Jilgueros” jóvenes de verbo florido y de oratoria incendiaria. Los teloneros en aquellos multitudinarios mítines de lonche y de cachucha, quienes a punta de lugares comunes evidenciaban su ambición y su capacidad para pertenecer a la nomenklatura.

El político de base popular, cuya pesadilla recurrente era que le fuera arrebatada la repartición de las despensas, la capacidad de condonar multas y recargos, el poder de engordar nominas gubernamentales incorporando a los amigos y cooptando al mas gritón del graderío, o perder la comisión del contratista en el siempre clásico “Haga obras compadre”.

Pero esto no es un juicio sumario, sino un ejercicio lúdico, hasta cariñoso diríamos. La liturgia priísta tiene aun varios demonios por exorcizar en su proceso de reconstrucción, que bien podría relanzarse simbólicamente a partir del Centenario de la Revolución Mexicana.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 21 de Noviembre de 2010)

domingo, 21 de noviembre de 2010

Volver al primer amor


Los libros hablan, y no me refiero únicamente a los llamados audio-libros. Me explico: Estoy frente a la lap-top, de noche, mi silla, la mesa de trabajo, un café con canela, los cigarros. Ya empezó el frio en La Comarca Lagunera, y he sacado las que suelo llamar “camisas de leñador”, esas a cuadros y de gruesa franela. Así, decido cual tema escribir hoy para mi columna dominical en La Opinión-Milenio.

Subo a mis libreros; y como si alguien me llamara volteo a mirar las repisas más altas, ahí donde mantengo los clásicos de finanzas, este mi primer amor.

Agarro “Finanzas Corporativas” de Ross, Westerfiel, y Jaffe; “Principios de Inversiones” de Bodie, Kane, y Marcus; y “Las Finanzas en Las Empresas Multinacionales” de Eitman, Stonehill, y Moffett.

Los tres libros suman 2,489 páginas, y sí, están plagadas de números, tablas, y formulas. Pero ruego al lector no especialista seguir leyendo. Ofrezco aquí sintetizar algunos conceptos directos y útiles que estos libros nos enseñan.

Tener créditos puede ser conveniente o puede resultar desastroso. Básicamente depende de cuatro cosas: La deuda es buena cuando su destino sea un activo productivo, que producirá con toda seguridad más dinero que el importe y el costo de la deuda.

Es buena cuando la periodicidad en los flujos de dinero producidos por este activo es más ágil que la periodicidad en las obligaciones de pago. Es buena cuando el activo es susceptible de ganar plusvalía con el tiempo, y por el contrario, la deuda principal es susceptible de disminuir por efectos de la inflación. También es buena si el costo de los intereses es fijo, o menos susceptible de aumentar ante desordenes económicos, esto comparativamente con el aumento en los rendimientos del activo.

Nunca es bueno para un negocio pedir prestado para fiar sus productos, a menos de que la institución prestamista asuma el riesgo de impago de los clientes, o que el margen de ganancia neta sea tan amplio que pueda soportar un porcentaje de clientes morosos. Tampoco es recomendable pedir financiamiento en divisas extranjeras si el negocio no las genera.

Aun cuando siempre es conveniente para un negocio tener dinero en caja y bancos, tenerlo en exceso significa estar dejando de ganarlo, porque si alguien tiene un buen negocio, ¿Qué sentido tiene colocar los excedentes prestándolos con menor rentabilidad a un banco?

No hay ninguna inversión que otorgue ganancias seguras. Existen inversiones bancarias llamadas de “renta fija” que seguramente otorgan un interés previamente pactado, pero esta tasa de interés puede resultar menor que la inflación, por lo cual la ganancia tampoco es segura.

Muchos de los que invierten en valores de los llamados mercados de renta variable, como acciones y divisas, afirman que no ganan por vender caro, sino por comprar barato. Entran a comprar al mercado cuando la mayoría está vendiendo (por ejemplo cuando la bolsa cae, o el dólar “esta barato”) y venden cuando las mayorías enfebrecidas vuelven a comprar y los precios están en aumento. Para ellos, ganar es solo cuestión de tiempo.

Una cosa más. En Excel todos los negocios se ven perfectos. No haga tanto caso a las llamadas “corridas financieras” los números son solo supuestos, basados en premisas que debemos siempre cuestionarnos al límite.

En mi experiencia, ningún financiero confiable suele hablar con números o con formulas apantalladoras, por el contrario, habla con claridad y con sentido común. Nunca resulta conveniente invertir en algo que no puede ser explicado con sencillez.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 14 de Noviembre de 2010)

domingo, 7 de noviembre de 2010

Escenarios sobre el fin del PRI


“Sería muy extraño que el PRI fuera eterno. Avanzamos a la fecha en la cual terminará”

Así inicia el ensayo publicado en 1985 por Gabriel Zaid, donde precisamente analizaba diversos escenarios que conducirían al resquebrajamiento del monopolio en el poder que el PRI mantuvo hasta esa década.

Premonitorio, Zaid advertía un escenario donde las fisuras iniciales vendrían desde la pérdida de gubernaturas en estados alejados del centro del poder presidencial, además de una escisión importante en “la cola” del reclutamiento político, donde hasta esa fecha, quien se movía no salía en la foto.

Así fue. El PAN accedió al poder con el impulso de “Los barbaros del norte” un grupo de políticos que llegaron desde las organizaciones empresariales y ciudadanas, y que luego gobernarían estados en el norte y en el bajío. El PRD, como sabemos, resultó del rompimiento de un sector ideológico del priísmo, encabezado por notables.

Pero el PRI no desapareció. Perdió mayorías en los congresos, gubernaturas, y la Presidencia de México. Como apuntaba el politólogo estadounidense Roderic Ai Camp, disminuyó también su eficacia como agencia de colocaciones, su funcionalidad unánime como órgano de control y legitimación política para el “Señor Presidente de la Republica”. Aquel presidente todopoderoso, que cuando preguntaba ¿Qué horas son? La invariable respuesta era: Las horas que usted diga Señor Presidente.

Pero nadie ha escrito (todavía) un ensayo totalizador cuyo tema sea los escenarios sobre el regreso del PRI. El ritmo vertiginoso en la historia política reciente ha negado a la academia esa indispensable perspectiva temporal. El abordaje posible es hasta hoy anecdótico, necesariamente periodístico, digamos coyuntural.

Hay quienes afirman que en esencia, el PRI nunca se fue, que siendo el padre de todo el entramado institucional de la política en México, y el creador de la mayoría de las instituciones mediante las cuales el Estado (con mayúscula) ejerce el poder y la redistribución económica, la idea de su “desaparición” fue un despropósito histórico.

¿Regresará el PRI a Los Pinos? No lo sabemos obviamente. Pero si empiezan a dibujarse los primeros trazos de este paisaje, y quizás; así como se fue, así regresará. Desde el poder de los estados, desde la lectura social y la actuación política de gobernadores carismáticos, de operadores cuya divisa sea la garantía de extrapolar mayorías electorales locales al escenario nacional, de quienes han recompuesto “la cola” de la disciplina y del reclutamiento político, de quienes han devuelto esa afirmación que para muchos ya era secreta: el decirse priísta.

Como académico mi objeto de análisis e interés será la formación de la oferta política, de la ideología, de la respuesta al ¿para qué? del poder. Entretanto, no alcanzo todavía a divisar la figura en el plano nacional de un ideólogo con el calibre del viejo Reyes Heroles.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 07 de Noviembre de 2010)

lunes, 25 de octubre de 2010

Con vista al mar


Lo he hecho en Saltillo y en Monterrey. Hace unas semanas también en Pachuca, siempre en ciudades tierra adentro. Disfruto el desconcierto, ese bucle mental que causa mi respuesta.

Llego al mostrador de registro en el hotel, y cuando pomposamente me preguntan qué tipo de reservación tengo… Impertérrito respondo que tengo confirmada una habitación con vista al mar.

He tenido respuestas de todo pelaje, la ultima deliciosa: Señor, en este hotel “no manejamos” mar.

Pero bueno, hoy quiero escribir sobre Neruda, Hemingway, y Sabines. Una enorme cita para tres capitanes de la poesía y de la narrativa marina.

Neruda sigue viviendo frente al mar. Como en vida lo hizo y lo pidió: Compañeros, enterradme en Isla Negra frente al mar que conozco, a cada área rugosa de piedras y de olas que mis ojos perdidos no volverán a ver.

En “Confieso que he vivido” su libro de memorias, se confiesa malacólogo. Coleccionista de caracoles y de conchas marinas. Más de quince mil provenientes de los mares del sur, de China, de las costas de Cuba, de México, y de España, Filipinas, Japón, y el Mar Báltico.

La poesía de Neruda es tierna y salobre. Proveniente no de un bucanero, (Como lo fueron Joseph Conrad y Herman Melville, ambos miembros de la marina mercante en su juventud) sino de un amoroso observador:

Inclinado en las tardes echo mis tristes redes a ese mar que sacude tus ojos oceánicos

Padre mar, ya sabemos cómo te llamas, todas las gaviotas reparten tu nombre en las arenas: ahora, pórtate bien, no sacudas tus crines, no amenaces a nadie, no rompas contra el cielo tu bella dentadura…

Sabines se decía peatón, más que poeta. Lo escuche leer sus poemas desde una silla de ruedas. “Fuimos al mar. ¡Qué miedo tuve y qué alegría! Es un enorme animal inquieto. Golpea y sopla, se enfurece, se calma, siempre asusta. Parece que nos mirara desde dentro, desde lo hondo, con muchos ojos, con ojos iguales a los que tenemos en el corazón para mirar de lejos o en la oscuridad”

Y este inolvidable: “En las playas del pueblo sentí que era sencillo, enormemente sencillo, amar”

Hemingway es rudo. Dedicó su vida a esa fina orfebrería que algunos hombres eligen: La construcción del mito propio.

Para mí, y mas allá de Por Quién Doblan las Campanas, de Adiós a las Armas, de El Viejo y el Mar, del Pulitzer o del Nobel; Hemingway es ese hombre curtido por la guerra y por el sol, quien con una vieja gorra de marinero y un mojito en su mano derecha, resignado contempla como se le escapa la tarde y la vida en La Habana.

Viejo… Te abrazo y te escucho cuando me dices: “El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado”

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 24 de Octubre de 2010)

miércoles, 20 de octubre de 2010

Fumadores


420,204 adultos somos fumadores en Coahuila.

El 22.9% de la población mayor de 20 años en Coahuila según ENSANUT-CONAPO 2006 (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición SSA, y Consejo Nacional de Población)

Y no se trata de riquillos viciosos. En Coahuila el 78.80% (846,154 personas) de la población que trabaja, gana menos de $8,178 pesos mensuales (Aregional.com, y Comisión Nacional de Salarios Mínimos)

Los 20 diputados locales que ganaron las elecciones en Coahuila en 2008 sumaron 443,023 votos.

Los 7 diputados federales que ganaron las elecciones en Coahuila 2009 sumaron 504,932votos.

Mas allá del discurso de estigmatización social hacia los fumadores, de las leyes que (de facto) nos segregan de lugares públicos, y de las pornográficas imágenes que ahora estaremos obligados a cargar en cada cajetilla.

¿Ningún diputado defendió nuestro bolsillo?

Cuán impune resulta cargarnos la mano recaudatoria.

domingo, 17 de octubre de 2010

Sin chamba y sin novia


No me desagrada el café de Starbucks. Pero si me parece deficiente el servicio; ese ambiente tan sospechosamente parecido a una franquicia fast-food. Creo que existen opciones locales mas autenticas: El Cardenche, El Society, o El Java Times. En este último solían tener libros, y ahí me reencontré, después de veintitantos años, con “El Premio Nobel”.

Una vieja novela de Irving Wallace. Una mezcla de ficción, historia, anécdotas, y datos duros; que de alguna manera familiarizan al lector con los procesos mediante los cuales el Parlamento Noruego, (Nobel de la Paz), la Academia Sueca (Química, Física, y Literatura), el Karolinska Institute (Medicina), y el Banco Central de Suecia (Economía), consideran, eligen, y reconocen a sus laureados.

Creo por eso, cada año sigo con interés las predicciones y apuestas que en muchos países se hacen respecto a los candidatos a obtener el Nobel de Economía.

Tengo también mis favoritos entre los ya premiados. Por supuesto el polémico Stiglitz, quien recorre el mundo para seguir regañando a sus alumnos, hoy banqueros centrales y ministros de finanzas. Nash y su mente brillante, quien fue uno de los pioneros en la teoría de juegos, (después vendrían Aumann y Schelling). Vernon Smith, un profesor en la Universidad de Arizona con la catadura de viejo rebelde en Harley.

Este año el premio fue para Peter Diamond, Dale Mortensen, y Christopher Pissarides. Nada menos, y textualmente por “Su análisis de los mercados con fricciones de búsqueda”. Así que una pregunta obligada sería ¿Qué demonios es eso?

En general, un mercado es el espacio o mecanismo mediante el cual se encuentran vendedores y compradores para hacer transacciones voluntarias. Existen diferentes tipos de mercados, pudiéndose clasificar según su eficiencia (capacidad de hacer intercambios que satisfagan óptimamente a las partes) y según su transparencia (disponibilidad de información, y capacidad de asumirla en forma optima por las partes para su toma de decisiones).

Un mercado, digamos eficaz, y entendiendo “optimo” como con las condiciones mínimas necesarias para decidir y efectuar la transacción, es el mercado bursátil. En él diariamente se compran y se venden millones de acciones y otros instrumentos gracias a un mecanismo que en realidad es una subasta, con posturas móviles de compra y de venta.

Bueno, los mercados de búsqueda son aquellos donde las transacciones resultan difíciles de realizar, porque los compradores y los vendedores deben “buscarse y encontrarse” caso por caso y directamente, ya que el bien a intercambiar no tiene características estandarizadas, la información es escasa, o puede obtenerse únicamente hasta después de que la transacción se realiza, existiendo también altos impedimentos (barreras de salida) para deshacer el trato efectuado.

Entre los “mercados de búsqueda” tenemos el mercado laboral, el inmobiliario, y el mercado matrimonial. Es posible que existan simultáneamente un buen número de vacantes y un alto índice de desempleo. Es posible que el mejor candidato no obtenga el puesto ideal. Es posible que la mejor casa en venta tarde más tiempo en venderse.

En fin, es posible y explicable que en los mercados de búsqueda, las fricciones (es decir los obstáculos propios en la naturaleza del intercambio) impidan que la oferta y la demanda se crucen óptima y velozmente.

Por eso, el galán más talentoso y trabajador pudiera nunca conseguir chamba por Internet o encontrar novia recorriendo antros.

Por eso los corredores de bienes raíces cargan con tres celulares, uno para atender compradores, otro para atender vendedores, y el tercero para uso personal. Por eso las grandes constructoras de vivienda enfocan al gran segmento de mercado que nunca “le pondrá peros” a la hechura en serie.

Además, y también por eso, después de una crisis económica que destruye empleos, es tan lento y tan difícil recuperarlos.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 17 de Octubre 2010)

miércoles, 13 de octubre de 2010

Sin chamba, sin novia, y sin casa


¿Por qué tapizar con currículos las bolsas de trabajo en Internet nunca será la mejor manera de conseguir empleo?

¿Por qué los bares de solteros no son el mejor lugar para conseguir una relación afectiva estable?

¿Por qué los corredores de bienes raíces cargan con 3 celulares cuando están trabajando?

¿Por qué las grandes constructoras de vivienda prefieren vender casas en serie?

¿Por qué es tan políticamente oportuno que Diamond, Mortensen, y Pissarides hayan obtenido el Nobel de Economía 2010?

En mi próxima columna…

lunes, 11 de octubre de 2010

Lucro Sucio


Marcial Lafuente Estefania. Digamos fue el rudo Corín Tellado del viejo oeste, a quien en mi adolescencia también leí. Mucho, como quien botanea cacahuates.
Novelitas muy accesibles en precio, herederas del pulp norteamericano, y disponibles quincenalmente en cualquier estanquillo de revistas.

Los personajes eran los mismos siempre: Un sheriff maloso; un enigmático cowboy procedente de lejanas tierras, muy rápido con su revólver. El Saloon con bailarinas de luminoso corpiño y oscuro pasado; la merecedora hija de un honrado granjero; o una bella y muy reservada viuda, quien luchaba por no perder su rancho a manos de algún terrateniente ambicioso, si de hectáreas pero más de sábanas.

Otro tema también es repetitivo: En México leemos poco, según estadísticas de la UNESCO, en promedio un libro por año por persona; y cuando alguien menciona que infortunadamente “Ese libro es El Libro Vaquero” suelo ponerme de muy buen humor, y opinar que el problema no es leer libros vaqueros, sino únicamente leer eso.

Pero así es el negocio editorial. Miles de libros se publican anualmente, pocos se venden, y aun menos se leen. Esa es la razón por la cual es cada vez más común toparse con el llamado gancho de anaquel: Títulos con impúdica hambre de atención, abusivos en la inclusión de palabras del mayor rating, como Dios, Sexo, Dieta, Amor, Dinero, Corrupción, o Violencia.

Al margen: El título que mas me gusta es “Los Recuerdos del Porvenir” de Elena Garro, también me gustan “Irás y no Volverás” y “No me preguntes cómo pasa el tiempo” ambos de José Emilio Pacheco.

Pues bien, recién termine de leer un libro buenísimo. Estuve tentado a no comprarlo justamente por su título. Se llama “Lucro Sucio. Economía para los que odian el capitalismo” Casi pensé que el autor sería una de esas charlatanas figuras televisivas que a algunas universidades, ahora les da por contratar como “conferencistas magistrales” para sus congresos de liderazgo estudiantil.

Afortunadamente lo hojeé, (pues la editorial Taurus no acostumbra publicar basura) me convenció, y no me equivoqué. El autor es Joseph Heath. Filósofo, politólogo, economista, y profesor en la Universidad de Toronto.

El libro tiene dos partes, y nada que ver el estridente título con la calidad del contenido:

Parte Uno. Las seis mentiras económicas de La Derecha: El capitalismo es natural o por qué el mercado en realidad depende del gobierno. Los incentivos importan excepto cuando no importan. Por qué la competencia no es siempre lo mejor. El mito del gobierno como consumidor de recursos. Por qué la competitividad no es algo importante, y Cómo el derecho malinterpreta el riesgo moral.

Parte Dos. Las seis mentiras económicas de La Izquierda: La falacia de los precios justos. Por qué hacer dinero no es malo. Por qué es poco probable que el capitalismo se derrumbe. Igualdad salarial y trabajos que nadie quiere hacer. Por qué el capitalismo produce pocos capitalistas, y Cómo NO promover la igualdad.

Léalo, confirmará usted que la mayoría de las discusiones políticas acerca de los retos económicos en México, que muchas de las columnas periodísticas de economía y finanzas, incluso que los “grandes pronunciamientos económicos” de opinadores que utilizan el disfraz de ser expertos; son eso…

Puros cuentos de vaqueros.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 10 de Octubre de 2010)

martes, 5 de octubre de 2010

Ver las caras de las mujeres


El cine es mujer. Del griego Kinema, quiere decir movimiento, pero también trastorno, ilusión, y conmoción.

No voy a citar a Emilio García Riera, lo prometo. Menos insistiré en que mas allá del kitsch, Orol es un director de culto en Francia. Tampoco bromearé sobre que -Los Jorges- Luke y Reynoso, son para Almada, los Bardem y Banderas de Almodóvar. No preguntaré al lector cual es el mejor mafioso en las seis caracterizaciones que ha hecho Pacino.

No haré referencia a la hamaca de Pepe Alonso y María Rojo. Tampoco a la caliente escena en el depa clase mediero con la paisana Zabaleta. Menos acudiré a ese preciosista deslinde entre cineastas y videoastas. Nunca me adornaré con Kurosawa, (Akira, no Kiyoshi). No buscaré referencias antropológicas en el paseíllo de la fiesta brava para hablar de Tarantino en la escena de Perros de Reserva.

No diré algo de Jaime Humberto, ni de Jodorowsky, de Retes, de Buñuel, de Cuarón, de García Agráz, de Arau, de Carrera, de González Iñárritu, de Ripstein, de Bustillo Oro, de Sariñana, de Cazals, de del Toro, del Indio Fernández, de Gavaldón, de los luchadores de Chano Urueta, de Sabina Berman, de Jorge Fons, o de Ismael Rodríguez

No diré que la fotografía de Figueroa es un lienzo de Murillo. No argumentaré sobre la superioridad de la carrocería de Angélica Chaín sobre la de Sasha Montenegro. No habrá hueso volador de Kubrick. No hablaré de cine con “compromiso social”, ni de posmodernismo, menos de directores que desafían “el modo tradicional de retratar a la sociedad”

No comentaré que Hitchcok y Buñuel irremediablemente parten desde Dalí, o que la teoría de “El camino del héroe” de Campbell y de Jung, es el eterno hilo conductor para Lucas, para Spielberg, y para Stone, (Oliver, no Sharon) No diré que los políticos de ahora debieran aprender de “Ausencia de Malicia” con Paul Newman.

No confesaré que la única película que me hizo llorar es una que no vi y que no quiero ver. La Última Nieve de Primavera. Lloré cuando me la platico Claudia. Porque nunca, por ningún motivo, un padre debiera sobrevivir a su hijo.

Lo que si diré, es que del cine únicamente he aprendido a ver las caras de las mujeres. El cine es mujer. Del griego Kinema, quiere decir movimiento, pero también trastorno, ilusión, y conmoción.

Y así, de corridito, sin tomar aliento. Porque de todos modos nos lo quitan:

Greta Garbo, Marlene Dietrich, Sophia Loren, Brigitte Bardot, Penélope Cruz, Nicole Kidman, Sharon Stone, Angelina Jolie, Charlize Theron, Dolores del Rio, Rita Hayworth, Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, Anna Magnani, Angélica Chaín, Sasha Montenegro, Edwige Fenech, Kim Basinger, Gloria Swanson, Jean Harlow, Bette Davis, Ginger Rogers, Ana Claudia Talancón, María Félix, Claudette Colbert, Vivien Leigh, Ana de la Reguera, Joan Crawford, Lana Turner, Lauren Bacall, Meryl Streep, Ingrid Bergman, Judy Garland, Ava Gardner, Grace Kelly, Kim Novak, Audrey Hepburn, Úrsula Andress, Jane Fonda, Jamie Lee Curtis, Candice Bergen, Faye Dunaway, Catherine Denueve, Michelle Pfeiffer, Uma Thurman, Sophie Marceu, Raquel Welch, Jacqueline Bisset, Melanie Griffith, Rene Zellweger, Salma Hayek, Demi Moore, Mónica Bellucci, Juliette Binoche, Cameron Díaz, Julia Roberts, Kirsten Dunst, Cate Blanchett, Susana Zabaleta, Catherine Zeta-Jones, Scarlett Johansson, Natalie Portman, Kate Beckinsale, Halle Berry, Carole Lombard, Jodie Foster, Elsa Aguirre, Meche Barba, Rosa Carmina, Irma Dorantes, Miroslava, Andrea Palma, Ninon Sevilla, Bo Derek, Farrah Fawcett.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 3 de Octubre 2010)

martes, 28 de septiembre de 2010

Semana de placeres


Umair Haque, profesor en Harvard y nuevo gurú de la estrategia corporativa en un mundo hiper conectado por las redes sociales, afirma que el periódico matutino impreso está condenado a desaparecer.

Estoy de acuerdo. Pero no será con esta generación.

Durante mis recientes vacaciones, disfruté recibir tempranito, todos los días, la edición impresa (y ricamente olorosa) de The Wall Street Journal en la habitación, súmele usted un café robusto, recién hecho, mas mi ineludible cigarro rojo; y pues… Umair Haque: coincido en un 95% con tu prospectiva. Pero lo siento, en medios impresos lo que hoy llamas anacronismo para muchos seguirá siendo placer.

Al margen: Una de las confusiones típicas cuando se analizan las graficas de series de tiempo, es equiparar la estacionalidad con la tendencia. Digamos que es un error amateur de interpretación estadística. Lo digo porque han circulado diagnósticos hechos sobre las rodillas acerca de una minusvalía estructural de la industria automotriz y de sus redes de proveeduría en Coahuila.

Según un estudio publicado el pasado lunes por WSJ, 16 de cada 100 automóviles nuevos en EUA, son adquiridos por personas mayores de 65 años. Y si durante la peor parte de la crisis, las ventas estadounidenses de automóviles nuevos cayeron de diez a siete millones anuales, para 2018 la demografía y el incremento en la media de los ingresos poblacionales marcan una tendencia que llevaría a las armadoras automotrices a servir una demanda sostenida anual de 15 millones de vehículos nuevos.

Son muy buenas noticias para la estrategia de fomento económico en Coahuila, en Guanajuato, en Puebla, y en Sonora.

Ya de regreso, y para aprovechar las horas de vuelos, cargué con “La libertad de ser distinto” el nuevo libro de Oscar de la Borbolla.

Otra vez al margen: No he podido evitar quedarme con “el ojo cuadrado” las muchas ocasiones que he visto cuando personajes como Hernán Lara Zavala, Jorge Volpi, Pedro Ángel Palou, y el propio de la Borbolla; saludan con alegre camaradería de colegas y atienden con atento respeto de pares, a intelectuales laguneros como Jaime Muñoz Vargas, Edgar Salinas, o Gilberto Prado; mientras ignoran con desdén a toda una tropa de escritores-wannabe y funcionarios de la burocracia cultural que van rogando por algún fugaz gesto de reconocimiento en los pasillos de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara.

Ahora bien, Oscar de la Borbolla se ha convertido en el símbolo contemporáneo de que el pensamiento filosófico puede ser expresado con una deslumbrante narrativa. No deseo hacer aquí una reseña del libro, pero si transcribir un par de párrafos que nos hacen hermosos guiños desde su perfecta prosa.

Sobre el olvido: “El olvido es un territorio inmenso donde las cosas mueren por segunda vez y tan silenciosamente que ni siquiera nos dejan en situación de duelo… Un día uno se despierta sin ellas y no lo nota ni se vuelve a acordar de que estuvieron. El olvido es la experiencia más común y corriente que tenemos para entender la Nada”

Sobre la especialización: “Especializarse no es meterse en un círculo vicioso, sino en un remolino que envicia… Cada quien consigue, a lo mucho, medio especializarse en su propia vida. Yo por eso he metido más remolinos a la mía, y conozco de varias turbulencias… Doy de vueltas en torno a tantas cosas, tengo varios amores simultáneos, unos muchos futuros recorridos a medias, y unos pocos pasados que todavía me alcanzarán para algo”

En la próxima columna… Prometí a Marcela Moreno; amiga, cinéfila, y jefaza de La Opinión Milenio, escribir sobre otro de mis remolinos, la literatura cinematográfica. Entretanto, de Jean-Luc Goddard: “La fotografía es verdad. El cine es verdad 24 veces por segundo”

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 26 de Septiembre de 2010)

lunes, 27 de septiembre de 2010

Money Never Sleeps


Dicen que está de regreso…

Digo que nunca se fue.

Por cierto:

Conviene precisar la diferencia entre codicia, avaricia, y ambición.

domingo, 26 de septiembre de 2010

La responsabilidad empresarial


La ética y la responsabilidad social no son “otro asunto más” respecto a las organizaciones, los negocios o la administración; se trata de temas que han venido a ser un campo reciente y profuso en las discusiones académicas desde las escuelas de administración y de ciencia política.

Constituyen también una tarea no resuelta en muchas de las empresas y gobiernos que hoy conocemos. Por ello es deseable ―y urgente― contextualizarlas.

Henry Mintzberg (En Mintzberg on management, inside our strange world of organizations Mc Gill University, The Free Press, Canadá, 1989) aborda la responsabilidad social empresarial desde un pragmatismo incluyente, como una serie de respuestas conceptuales a la pregunta ¿Quién debería controlar a la corporación?

Justifica entrar por esta puerta dialéctica al afirmar un hecho notorio: las corporaciones están convirtiéndose en un animal social cada vez más dominante, acumulando poder y recursos en su entidad, y paradójicamente, su propiedad accionaria (que no su control), está fragmentándose. De ahí la pertinencia del cuestionamiento inicial.

Desarrolla para ello ocho perspectivas, ubicándolas en un espectro conceptual que denomina (y grafica) como herradura, donde los extremos suponen un control desde radicalismos ideológicos, y el centro una especie de dejar hacer y dejar pasar.

Confiar en la buena voluntad de los directivos como credo; estas personas serán capaces de lograr un equilibrio adecuado entre los objetivos sociales y económicos.

Nacionalizar, dejar el control último en manos del gobierno es la única manera de lograr que la corporación persiga objetivos sociales públicos.

Restaurar el control directo de los accionistas minoritarios para que no vacilen en la consecución de objetivos económicos privados.

Democratizar, abrir el gobierno de la gran corporación con muchos propietarios a todos los grupos afectados (stakeholders).

Regular, premisa implícita de que sólo al estar sometidos a controles gubernamentales los directivos de la corporación (y ella misma) atendería objetivos sociales.

Presionar, donde una sociedad vigilante e incluso activistas sociales se aseguran de que la corporación cumpla los fines sociales.

Inducir, proporcionando incentivos económicos para fomentar la solución de los problemas sociales.

Ignorar, postura que sostiene que todo este debate resulta innecesario, ya que una especie de mano invisible garantiza que la corporación actúe de una forma socialmente responsable.

Mintzberg considera estas posturas como una cartera de alternativas pragmáticas, donde circunstancial y deliberadamente varias de ellas se aplicarían. Personalmente propone un modelo ―no necesariamente secuencial, aclaro― de aplicación de posturas: confiar y presionar, tratar de democratizar, regular e inducir siendo necesario, y nacionalizar o restaurar cuando sea indispensable, pero nunca ignorar.

(Fragmento de mi ensayo “Ética y Responsabilidad Social Empresarial. Reflexiones y Perspectivas” Publicado en The Anáhuac Journal Oxford University Press 2006)

lunes, 13 de septiembre de 2010

Seldon tampoco pudo


“Uno de los secretos vergonzosos de la economía es que no existe una teoría económica… Un conjunto de principios fundamentales en los cuales basar cálculos que iluminen los resultados del mundo real… (A diferencia de las solidas teorías de los químicos y de los físicos) Los economistas no tienen nada parecido. Los principios económicos que respaldan sus teorías son un fraude: no son verdades fundamentales, sino meras (aproximaciones) que se ajustan para que del análisis resulten las conclusiones adecuadas”

¡Tómala! Lo anterior fue escrito y publicado por un doctor en economía. Por Bradford DeLong. Profesor titular en Chicago y Berkeley; ex Secretario Adjunto del Tesoro de los EUA, y serio candidato para el premio Nobel.

DeLong tiene razón. Pero opino que su conclusión proviene de una premisa errónea. Digamos que es la clásica respuesta correcta a la pregunta equivocada. A continuación apoyo mi argumento, citando varios nombres y algunas referencias. Por razones de espacio no puedo abundar sobre cargos académicos y bibliografía. Si alguien desea referencias precisas, escríbame un correo.

Se le ha llamado “la envidia a la física” Warren Bennis decía que los científicos sociales (ej. economistas) desearían tener las herramientas que las científicos naturales (ej. físicos) sí pueden permitirse.

Digamos que a nivel física newtoniana la teoría sería deterministica, es decir la relación causa-efecto es lineal y susceptible de ser representada con un modelo perfecto. Pero ya a nivel física cuántica, la teoría es probabilística, (conviene aquí recordar el principio de incertidumbre de Heisenberg).

Por eso, cuando Einstein exclamó Dios no juega a los dados, Niels Bohr le respondió: ¡Deje de decirle a Dios lo que tiene que hacer!

Fabrizio Ferraro lo dice de otra forma: “La mayoría de los escritos académicos de los economistas no son ni positivos (así son las cosas) ni normativos (así deben ser las cosas). Son simplemente herramientas conceptuales que aportan una descripción próxima, en todo caso útil para desentrañar fenómenos sociales acotados en el tiempo, y siempre limitados en la circunstancia”

Clayton Christensen lo expresa así: “Una teoría es buena en tanto sus fundamentos no estén basados únicamente en correlaciones matemáticas de variables elegidas, sino cuando está basada en relaciones causales susceptibles de ser refutadas”.

Nicholas Taleb quien se considera a sí mismo un empirista escéptico afirma que los economistas y los financieros sobreestiman (mos) el valor de las explicaciones racionales y las correlaciones sobre datos del pasado, infravalorando el peso de la aleatoriedad en esos datos.

Kahneman, Smith, y Stiglitz han demostrado que la racionalidad económica no existe. Krugman, Ostrom, y Williamson devolvieron a la economía a su condición de ciencia social, nunca ciencia exacta.

Entonces, ¿De dónde diablos saca Bradford DeLong que la economía debiera o pudiera tener una teoría unificada que permita iluminar los resultados en el mundo real?

La economía es una ciencia social, donde el observador modifica lo observado, donde no puede existir la experimentación “in vitro”, donde tampoco son posibles las autopsias de cadáveres económicos.

En la economía existen las expectativas irracionales, los equilibrios suboptimos, las profecías auto-cumplidas, las asimetrías de la información, y los mercados imperfectos. ¿Cómo entonces puede tenerse una teoría fundamental que explique; y aun mas, pueda predecir el comportamiento humano a nivel individual o agregado?

Simplemente no se puede, y aquel economista que juega a las predicciones; o es astrologo, o se cree adivino.

Quizás, como lo escribió Isaac Asimov en su legendaria serie de ciencia ficción Fundación e Imperio dentro de 20,000 años existirá un científico social como su personaje Hari Seldon, quien mediante la psicografía intentaba predecir el futuro de la humanidad correlacionando matricialmente los eventos en millones de galaxias.

Pero quienes leyeron esta saga, seguro recordarán al Mulo.

Seldon tampoco pudo...

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 12 de Septiembre de 2010)

martes, 7 de septiembre de 2010

200 años de negocios en México


Hace un mes estuve revisando los documentos “La formación de los economistas en América Latina” y “La enseñanza de la economía en México” ambos estudios publicados durante 2009 por el Banco Interamericano de Desarrollo.

El tema no es menor. Según el estudio “Los cambios de la elite del poder en México” publicado por el Instituto de Investigaciones Matemáticas de la UNAM; desde hace 28 años, como mínimo veintisiete de cada cien puestos en el llamado Gabinete Ampliado (secretarías, subsecretarías, empresas paraestatales, y organismos de regulación gubernamental) han sido cubiertos por economistas formados inicialmente en México, aun cuando el 32% de estos funcionarios cursaron posteriormente estudios de posgrado fuera del país.

Durante el sexenio del Dr. Ernesto Zedillo el 45% de los miembros del gabinete fueron economistas.

Quise tener una panorámica, y saber con precisión, a detalle, cuales son las teorías y los enfoques que terminan construyendo el paradigma ideológico-profesional de estos economistas, quienes han dirigido y dirigen el aparato gubernamental federal.

Vale leer estos estudios. Es notorio, por ejemplo que todos los programas utilizan los mismos textos de cabecera, digamos Dornbusch, Mankiw, Romer, Sachs, Varian, Friedman, Wooldridge. Se extrañaría, por ejemplo, a Amartya Sen, a Dani Rodrik, a Kahneman, a Elinor Ostrom, a Douglass North, a Buchanan, o al propio Krugman.

Pero bueno… en una licenciatura de cuatro años resulta imposible retacar de lecturas al estudiante promedio. También, me llamó la atención que, salvo el ITAM (22%) y la UNAM (38%) la generalidad de los programas de estudios dediquen menos del 20% de su currículo al estudio de la Historia Económica.

A quien le interese revisarlos, los tres estudios están disponibles en Internet. Y aunque ya me eche media columna, quiero escribir también acerca de un documento que será ya consulta obligada respecto a la historia económica; mejor dicho, sobre la verdadera historia de los negocios en México.

Me refiero a la próxima edición especial de Expansión: “200 años de negocios en México” Una publicación de aniversario donde el equipo editorial de mi querida amiga Bárbara Anderson, Directora General de CNN-Expansión, hace un magnifico recuento de las empresas, de los empresarios, y de los 100 libros de economía y negocios más relevantes en este bicentenario.

Muy orgulloso estoy de ver reconocidas en esta publicación a dos empresas laguneras de clase mundial: LALA y Peñoles.

A un gran empresario, de los forjadores de nuestra región: Don Juan F. Brittingham.

Y entre los libros de consulta obligada, tres textos del Doctor Mario Cerutti, a quien recordamos haciendo mancuerna aquí en la Ibero Torreón con el Doctor Sergio Antonio Corona Páez, en el pasado Congreso de Historia Económica.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 05 de Septiembre de 2010)

Hoy Mexicana de Aviación


Tomada mientras hacíamos el carreteo.
Cortesía de A. Burillo

lunes, 30 de agosto de 2010

Unir los puntos


En 2005 Steve Jobs dio una conferencia en la Universidad de Stanford. Ahí, ante jóvenes ansiosos por escuchar recomendaciones para volverse multimillonarios y visiblemente dispuestos a sonsacarle algunas claves para fundar empresas de la talla de Apple y de Pixar; Jobs únicamente hablo sobre la educación.

Y utilizó una frase: “Unir los puntos” Explicándoles que ningún conocimiento sobra, pues todo lo que aprendemos terminará siéndonos útil o divertido.

Ejemplificaba diciendo que durante sus años universitarios inscribió un curso de caligrafía sin preguntarse alguna vez ¿Y esto para que servirá en mi futuro? Gracias a ello, afirmó, la Macintosh pudo ser la primera computadora con tipografías bellas.

Por supuesto solo existe un Steve Jobs, pero todos hemos sentido eso de unir los puntos. Vamos conversando, escuchando, y leyendo sobre muchas cosas, y repentinamente entendemos, encontramos sentido y significado.

Compartiré un ejemplo reciente derivado de mi ocio, (por cierto, ocio significa el tiempo necesario para la recreación, para la reinvención; a diferencia de ociosidad que es no tener algo que hacer)

Bueno, bueno. Stop. Rebobino el rollo, y vuelvo a empezar. Reinicio ahora sin definiciones no pedidas, y sin introducir precauciones ante eventuales acusaciones de cursilería, madurez nostálgica, o memoria selectiva.

A propósito de la muerte de Roberto Cantoral, hace algunos días escuche en youtube a José José cantar “El Triste”, en el Festival de la Canción Latina edición 1970. ¡Qué bárbaro! Potentes cuerdas vocales que impresionaban a cualquiera.

Luego recordé que Rafael Pérez Gay, (no confundir con Rafael Pérez Botija) en su libro “Nada es para siempre” inventa o recrea el episodio de un cuarentón quien durante una borrachera, debate con sus sobrinos adolescentes sobre los gustos musicales inter-generacionales, y cuando se siente ya perdido, sin argumentos, termina amenazando con obligarles a escuchar completo el doble disco de oro del Príncipe de la Canción.

También Monsiváis, (quien sabemos habló y escribió de todo) en una entrevista que le hacen a propósito del seminario “Cultura popular y cultura masiva en el México contemporáneo” afirmó:

“Para que alguien pueda considerarse estrella en México necesita no depender de la televisión. Que su público no se forme a partir de la televisión. Llenar palenques, estadios, cabarets, allí donde se presente. José José no depende de la televisión”

Después acudo a José Joaquín Blanco, quien en su libro “Un chavo bien helado” escribió:

“No se entiende la vida urbana de México durante los últimos quince años, ni la mentalidad de dos o tres generaciones, sin la voz de José José. Probablemente no fue el primero de los cantantes románticos que acabaron con la inocencia… José José empezó a cantarle ya no a la novia popotitos, sino a una — ¡oh!— amante… Entre la bragueta y el corazón no debía existir conflicto. Aunque la poesía siempre sabe que una y otro frecuentemente siguen caminos diversos, en la utopía sentimental el corazón manda, el sexo obedece, y la música pone todo en inmarcesible armonía”

Ya entrado, (quiero decir inmerso) me pongo a leer de la editorial Cal y Arena, el libro “Y sin embargo yo te amaba” una compilación donde doce escritores de la talla de Guillermo Fadanelli, Eduardo Antonio Parra, y Luis Miguel Aguilar, lúdicamente construyen una narrativa alrededor de también una docena de canciones ineludibles de José José. Será, La nave del olvido, Me basta, Volcán, Gavilán o Paloma. Lo pasado, pasado. Una mañana.

Y para quien desee convertir esta lectura en una experiencia multimedia, vale intercalar, sin pudor alguno, la escucha del doble disco de oro del Príncipe de la Canción.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 29 de Agosto de 2010)

Modelos, pero de negocios


Muchas son las frases que me gustan de Peter Drucker. Pero mi favorita es la siguiente: “Un negocio es una teoría cuya validación únicamente puede ser la rentabilidad”

Dentro de la jerga de la administración es común escuchar “Modelo de Negocio”. Quiero dedicar estas líneas a algunas reflexiones sobre dicha frase.

Un negocio es un intercambio de valor, donde las partes concurren voluntariamente porque perciben que lo que obtienen es más valioso que lo que entregan. Una teoría o modelo de negocio es la respuesta que el empresario da a la siguiente pregunta: ¿Qué valor voy a intercambiar, de tal manera que lo que entregue sea percibido como más valioso que lo que estoy recibiendo, y lo que reciba tenga para mí más valor que lo que estoy entregando?

Para realizar el negocio en forma recurrente, económica y escalable, se crea una empresa. Este sistema, llamado empresa, es orgánico en cuanto a que solamente se explica por sus funciones de crear un valor (innovación) y crear un cliente para intercambiar dicho valor (comercialización).

Los negocios no son eternos, y se deterioran cuando:

Son copiados: La estrategia de negocio ha perdido su sello único. Las ventajas competitivas han sido imitadas, las barreras de entrada para nuevos jugadores han disminuido o desaparecido, la rivalidad entre los competidores actuales está erosionado los márgenes de ganancia para todas las empresas, muchas intercambian el mismo valor de la misma forma.

Son sustituidos: Surge un nuevo modelo de negocios que sustituye al anterior, este nuevo modelo intercambia un mejor valor de una manera diferente, existen discontinuidades sociales, técnicas o económicas que hicieron irrelevante el antiguo modelo de negocios.

Se agotan: Los mercados se saturan, la demografía y la ideología extinguen el valor que tradicionalmente se intercambiaba.

Se vacían: Un modelo de negocio se vacía cuando el poder de negociación del cliente hace desdeñable el margen para la empresa. En este escenario, cada punto de eficiencia económica que logró la empresa tiene que ser trasladado de inmediato al cliente, sin ningún beneficio para ella.

Todos los modelos de negocio se deterioran, por lo tanto, la supervivencia de la empresa depende de la eficacia con que ésta opere un modelo de negocio pertinente en el entorno, de la velocidad con que perciba los nuevos entornos y de la capacidad que tenga para adaptarse ventajosamente a ellos.

Antes, algunos modelos de negocio dependían exclusivamente de las asimetrías de información entre sus participantes. Ahora, la interconexión que proporciona Internet, ha convertido a la información en una mercancía genérica, eliminando asimetrías.

Otros modelos de negocios estaban basados en la rentabilidad que resultaba de arbitrar imperfecciones en la disponibilidad de recursos dentro de mercados locales. La disminución en el costo relativo de transporte y acceso ha reducido las oportunidades y márgenes de arbitraje.

Cuando la información es ya una mercancía genérica, el conocimiento adquiere más valor, en especial porque la parte física de un producto o servicio es sólo el vehículo donde se “transporta” el valor que proporciona el mismo.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 22 de Agosto 2010)

domingo, 15 de agosto de 2010

Emprendedores de malos negocios


Mi principal actividad profesional es ser consejero de empresas y empresarios. Por ello tengo también contactos con personas que emprenden o que desean emprender.

Con frecuencia me preguntan cómo poder reconocer un mal negocio. Existen negocios que aun haciéndolos con la mejor disciplina administrativa y con toneladas de liderazgo nunca entregarán utilidades.

Escribo aquí un decálogo para reconocer negocios poco atractivos.

1.- Existen muchos competidores con capacidad instalada subutilizada. Cuando existen muchos oferentes del mismo producto para el mismo mercado suelen desatarse guerras de precios. Los competidores más poderosos están dispuestos a operar temporalmente incluso con pérdidas para orillar a los pequeños a salir.

2.- Los proveedores son escasos. Si existen pocas opciones de abastecimiento, el negocio emprendido podría convertirse en un mostrador mas del proveedor. Un ejemplo son las gasolineras, solo tienen un proveedor: Pemex, quien les dicta sus márgenes unitarios de ganancia. Afortunadamente los gasolineros han entendido que su negocio también es rentar espacios comerciales inmobiliarios.

3.- El periodo de recuperación de efectivo es largo. Existen negocios que entre más venden, más dinero necesitan. Sus dueños necesitan tener un bolsillo amplio. Lo contrario sería un negocio cuyas ventas son al contado, y cuyas compras son a consignación. Es una maquina de generar efectivo.

4.- Los clientes están muy concentrados. El negocio tendrá menos riesgo y mas poder de negociación hacia el mercado entre mas diversificada su cartera de clientes. Depender de uno o pocos clientes es peligroso.

5.- El negocio vende perecederos propios con demanda cíclica. Un negocio así necesita altos márgenes, y tendrá que operar con inventarios de alta rotación, de lo contrario la utilidad se queda en el almacén de productos invendibles.

6.- Un negocio que fabrica para ver si vende. Quien tiene un negocio de fabricación, pero no es dueño de un mercado suele enfrentar altibajos depredadores de efectivo, sobre todo si sus costos fijos son elevados.

7.- Un negocio pequeño que requiera arrendar instalaciones caras. El ejemplo seria la tienda de regalos que se ubica en un centro comercial famoso, a veces su dolor de cabeza es pagar la renta del local.

8.- Un negocio cuya ventaja competitiva depende de una habilidad que el propietario no tiene. Aquí el ejemplo es el del restaurante cuyo atractivo es el chef francés. Si el propietario no es el chef, tendrá que compartir generosamente las ganancias.

9.- Un negocio que únicamente funcionará si el dueño lo atiende. Puede ser un buen negocio, pero como las personas no somos ubicuas, el negocio llegará hasta donde el propietario puede mantenerse insomne.

10.- El negocio que está de moda poner. Si está de moda, pronto habrá muchos competidores.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 15 de Agosto 2010)

domingo, 8 de agosto de 2010

Torreón está de película



La idea estuvo rondándome durante dos semanas. A partir de esta frase escrita por la Maestra Laura Orellana Trinidad en su texto periodístico del pasado 24 de Julio: “El proyecto contemplaría cuestiones como patrimonio e identidad, iconicidad, y simbolismo. Habló de que en Torreón no tenemos edificios representativos, como los tienen en otras ciudades, un lugar para tomarse la foto”

Ya he comentado en esta columna sobre el patrimonio, el imaginario, y la identidad de Torreón. Por supuesto haciendo referencia a los libros de Corona Páez, Muñoz Vargas, Ramos Salas, Salinas Uribe, Castañón Cuadros, Carlos Velázquez, y otros estudiosos del tema.

Pero me he quedado pensativo sobre el simbolismo arquitectónico, sobre la iconicidad de Torreón. Mejor dicho: sobre sus carencias.

Como Laura, opino también que a nuestra ciudad le hace mucha falta tener, y promover ambiciosamente, ese preciso lugar donde digamos, algún visitante extranjero se tome la foto, para que al mostrarla a sus amigos como recuerdo de viaje; ellos puedan exclamar con la mayor certidumbre: ¡Estuviste en Torreón!

Pero como cualquier dedo flamígero acostumbro mejor apuntarlo hacia los destinos de mi curiosidad, me puse a investigar algo llamado ciudades icono. Si, esas ciudades inconfundibles, cuyos lugares y edificios son re-conocidos mundialmente, incluso por quienes no los han visitado.

En el libro “Ciudades del Cine” de Hellman y Weber-Hof. Editado por Océano y con prologo del cineasta Wim Wenders. (Buena Vista Social Club. Paris-Texas. Tan lejos, tan cerca) las autoras nos llevan por 18 ciudades que han sido el elemento central, el personaje ineludible, en un total de 76 películas.

Chicago: Los almacenes Marshall Field, donde Cameron Díaz y Julia Roberts almuerzan en “La boda de mi mejor amigo”. El Chicago Theather, donde Al Capone, (Robert de Niro) se da la gran vida, al tiempo que es acechado por Eliot Ness (Kevin Costner) en “Los Intocables”.

Roma: La Fuente de Trevi en La Dolce Vita. Sophia Loren, Gina Lollobrigida, Vittorio de Sica, Luchino Visconti, Federico Fellini, Marcelo Mastroianni. Vía Véneto. El Coliseo, Ben-Hur, y Quo Vadis?

La Habana: El mirador en el barrio de Casablanca, y la heladería Coppelia, donde Diego, el artista gay, y David, el estudiante, se conocen para “Fresa y Chocolate”. Y así, Berlín, Nueva York, Praga, Londres, Paris, Los Ángeles, Sídney, Las Vegas. Ciudades reconocibles, inconfundibles todas.

Sigo investigando, y hace dos años, en las rejas de Chapultepec estuvo la muestra fotográfica “El DF y su identidad cinematográfica” 130 fotografías de escenarios conocidos, iconos urbanos, y personajes entrañables. De películas como: Perfume de violetas, Amores perros, El callejón de los milagros, Rojo amanecer, Sexo, pudor y lagrimas, Cilantro y perejil, Mecánica nacional.

Para rematar, leo en CNN-Expansión el reportaje: “La magia del cine es el imán que atrae turismo a las ciudades” Donde Jay Boyar, crítico internacional y autor del libro “Films to Go. 100 Memorable Movies for Travelers” afirma que existe una correlación positiva entre las ciudades con identidad cinematográfica, y la cuantiosa derrama económica que por concepto de turismo reciben.

En fin. Torreón, nuestra ciudad, nunca ha sido protagonista en alguna película o largometraje de gran alcance, de incuestionable proyección internacional. Busqué en Google. Más allá de una producción estudiantil, y un video en Youtube que no abrí porque intencionalmente nunca consumo nota roja, encontré nada. Si alguien puede hacer el favor y corregirme, hágalo. Me encantaría estar equivocado.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 08 de Agosto 2010)

miércoles, 4 de agosto de 2010

El túnel del túnel


No, no se trata de plagiar la cabeza de José Joaquín Blanco. A mediados de los años ochenta lo leí por vez primera. Un Chavo Bien Helado, y Función de Medianoche; ambos libros en edición económica, muy baratos, de esa serie llamada “Lecturas Mexicanas” que la Dirección General del Publicaciones y Medios de la SEP vendía incluso afuera de las estaciones del Metro.

Tantos han escrito sobre la Ciudad de México. Así, a vuelo de pájaro, recuerdo la elegancia de Fuentes, la onda de José Agustín, la crónica de Poniatowska, la ironía de Monsiváis, y al antro-nauta Xavier Velasco.

Pero Blanco… Blanco siempre me ha parecido que escribe para el desaliento. Para esa resignación agridulce que provoca un amor que se sabe que tal vez no, pero se espera que tal vez si, tenga compostura.

Disculpe el lector este ejemplo; como si en plena boda, una tía de esas imprudentotas, tan claridosa como cariñosa; gritara con entusiasmo a la novia: ¡Hija, te ves tan hermosa con tu vestido! ¡Ojala y se te quite lo puta! Lo mismo le ha dicho Blanco a la ciudad, al país entero.

Pues bien, cargué con dichos libros en este viaje. Porque quise re-leerlos tal como ahora mismo lo hago, viendo El Ángel de la Independencia desde el piso diez del María Isabel.

Confieso que estoy empecinado, que me he obsequiado un permiso para encontrar alguna alegría intima, personalísima, con este llamado Bicentenario.

Y no. No es un optimismo ramplón que contradiga a mis queridos, realistas, y siempre bien enterados amigos. Sean ellos de izquierdas, de derechas, intelectuales, traileros, políticos, periodistas, empresarios, profesores, publicistas, banqueros, o boxeadores, (Esto ya parece letra de la Sonora Santanera). Cargo, como ellos, también tristeza, temor, y mucho coraje.

Hace ya muchos años, me dijo mi padre que conforme fuera creciendo me daría cuenta de que la felicidad tendría que ver más con mi voluntad, que con mis circunstancias.

Le creí, y le sigo creyendo.

Aquí, estos días, intento que mi hijo Heriberto no se quede únicamente con la idea de que su país es solo el de los atrasos, el de los narcos y de los sicarios, el de las matanzas, el del desempleo, el de la corrupción, el de la falta de oportunidades.

Estoy mostrándole nuestra Bandera en el Zócalo, Palacio Nacional, Bellas Artes, Chapultepec, El Museo de Antropología, El Estadio Azteca, La Biblioteca de C.U. El Metro, La Torre Latinoamericana, La del Caballito, La de Pemex, El Monumento a la Revolución, El Ángel.

No sé, intento decirle que tenemos historia, que sí hemos hecho cosas de las cuales podemos estar orgullosos. Que nos quedan los valores y la valentía. Que si ahuyentamos el derrotismo, tendremos un futuro como país.

No quiero que él sienta lo que yo cuando releo los párrafos que escribió el gran José Joaquín hace ya 25 años:

“En el principio era una fecha: 1968. Los jóvenes se encontraron entonces con la súbita novedad de que el país era un desastre, que no podía estar peor. Varias generaciones habían crecido en una atmósfera de ira y resignación… Desde 1968 se habló de la crisis y de cómo salir de ella. En los años ochenta debimos aprender que "lo peor" y la crisis no siempre tocan fondo, que hay lo-peor-de-lo-peor y la-crisis-de-la-crisis.”

“Pero no hay un mañana que soñar. La inconformidad carece de proyectos: sencillamente denuncia, vitupera, estalla. Pareciera que en lo más oscuro del túnel no empieza a vislumbrarse luz alguna, sino más túnel… No es la primera vez en la historia nacional que después del túnel hay más túnel, y más túnel; por el contrario, las primaveras optimistas resultan excepcionales, breves y débiles. La hosca continuidad de la desesperanza, del cinismo, del pragmatismo bronco, del estancamiento civil. La ciega cultura del miedo”


(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 01 de Agosto 2010)

lunes, 26 de julio de 2010

México de Noche


Más o menos son dieciséis. Digo, se hizo lugar común que neurobiólogos, sicólogos cognitivos, pedagogos, terapistas de parejas, mercadólogos, y uno que otro astrólogo, anuncien que los humanos tenemos varios (tipos de) cerebros.

Uno reptílico instintivo, otro masculino en el hemisferio derecho, uno femenino en el hemisferio izquierdo, un cerebro córtex racional, uno analítico que ve solo arboles, otro sistémico que sí ve el bosque; y hasta uno supuestamente conectado “en línea directa con las revelaciones cósmicas”.

Además diversas inteligencias: la inteligencia emocional, la interpersonal, la introspectiva, la social, la kinestésica, la inteligencia intuitiva; y así, hasta la llamada inteligencia ecológica.

Claro que estoy bromeando, pero el recuento lo hago después de darle una revisitada a los textos de Kahneman, de Gardner, de Hughlings, de Ariely, de Goleman, de Lindstroom, de Gladwell; y ya entrado en el cotorreo, hasta a los de ese autor quien aseguraba que algunos somos de Marte, y otras son de Venus.

Resulta que cada autor lleva agua al molino de su especialidad, y que la multiplicidad de cerebros e inteligencias es solo una manera accesible para explicar mediante compartimientos ficticios algo de suyo tan complejo.

Pero, ¿Por qué estoy escribiendo esto?

Ya me acorde: porque esta columna no tiene un hilo deductivo, de lo general a lo particular. Tampoco inductivo, del árbol al bosque. Es abductiva. Con indolencia (prima aristócrata de la simple flojera) brincoteo por algunos temas, al tiempo que escucho México de Noche del gran Bebu Silvetti, con el Mariachi Vargas de Tecalitlan

Dice Gilles Lipovetsky en su libro La Era del Vacio:

“Por otra parte el posmodernismo, lejos de exacerbar las exclusiones y engendrar el sectarismo, tiene efectos inversos, la personalización desmantela los antagonismos rígidos. El laxismo sustituye al moralismo y al purismo”

Cierro la cita, y me acuerdo de Bernardo Bertolucci, de su Último Tango en Paris. Un verdadero tratado sobre la soledad, la desesperación, la necesidad, y el fuerte vínculo basado en el sexo anónimo: María Schneider, y Marlon Brando en la cima de su carrera.

Gabriel Careaga en su libro Mitos de la Clase Media en México, afirma: “En los próximos años, dentro de la sociedad mexicana de clases, la vida será dura y conflictiva entre sus miembros en busca de poder, prestigio, o trabajo; ya que la competencia y el arribismo darán origen a una lucha sin cuartel; la ambición, la simulación, y el cinismo serán tales, que no se detendrán ante nada para conseguir sus propósitos”

Aquí traigo también a la ficción hoy superada por la angustiante realidad. Al Tony Montana de Brian de Palma, flotando inerte en esa fuente que, con intermitente neón insiste: “El Mundo es Tuyo”

Por su parte, Paul Krugman nos dice en su ensayo Un País no es una Empresa: “Los principios generales sobre el manejo de las finanzas gubernamentales son diferentes de aquellos métodos que se aplican en los negocios. Hay dos cuestiones que diferencian lo empresarial de lo gubernamental. En relación al primero, los empresarios tienden a ver el mundo como una contabilidad desde su empresa, que compra, vende, crece, o se achica. En cambio, la acción de gobierno debe concebir sistemas donde en definitiva, la prevención de conflictos colectivos este presente”

Bueno, aquí no necesitamos recurrir a Hollywood. También Milton Friedman afirmó:

“Las habilidades y conocimientos necesarios para invertir dinero propio en beneficio propio, obviamente no son las mismas requeridas para captar dinero público y asignarlo en bienes colectivos que produzcan beneficios sociales”

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 25 de Julio de 2010)

miércoles, 21 de julio de 2010

El Senador Beltrones


Poco antes de los recientes cambios en el gabinete, el Presidente Calderón invitó al Senador Beltrones a Los Pinos.

A la salida un reportero pega el micrófono en el rostro del Senador, y quizás soñando con esas ocho columnas, ahora tan dadas a ser confeccionadas desde cualquier entrevista banquetera, le espeta:

Senador, ¿Está usted buscando la presidencia?

La respuesta de Beltrones es una cátedra, desde ese colmillo discursivo que ya pocos príistas contemporáneos tienen.

“No la ando buscando porque nunca se me ha perdido”

Genial.

domingo, 18 de julio de 2010

Crudos, pobres, y en caída libre


Polémico, provocador, amado y odiado. Pero siempre influyente entre quienes mueven los hilos de las finanzas mundiales.

Como sucede con los buenos profesores, sus alumnos le han salido respondones. Agustín Carstens, Paco Gil Díaz, Ernesto Cordero, y Guillermo Ortiz le enmendaron la plana cuando dijo que el manejo de la crisis económica en México había sido deficiente. Una discusión, por lo demás compleja, donde la simplificación mediática siempre estorba.

No pegué el ojo esta noche. Llegué de Gandhi y ya me quemaba en las manos el nuevo libro del Nobel de economía Joseph Stiglitz: “Caída Libre. El Libre Mercado y el Hundimiento de la Economía Mundial”

Stiglitz diserta acerca de la recesión estadounidense desde su posición de estudioso y experto en historia y manejo de crisis económicas.

Crisiólogo, como él mismo se define, fija posiciones, deslinda responsabilidades, desmenuza causas profundas, y expone los cadáveres de la codicia y de la irresponsabilidad en Wall Street, cuyos “magos” de las finanzas desaparecieron el conejo y hasta el sombrero de por lo menos 27 millones de estadounidenses que perdieron casa, ahorros y empleos.

Fiel a su estilo, Stiglitz utiliza un tono didáctico que privilegia la claridad conceptual. Para un lector no especialista es relativamente sencillo entender cómo y porque durante la reciente década el sistema financiero norteamericano fue construido sobre el cimiento de incentivos perversos, riesgo moral, utilidades ficticias e inmediatistas, recompensas excesivas, y problemas de agencia.

Reconstruye el proceso con el cual los grandes bancos abandonaron su negocio básico, (captar dinero del ahorrador para prestarlo con bajo riesgo a empresas productivas) para meterse a especular con operaciones en bonos basura, hipotecas riesgosas, y derivados exóticos.

Como una vez que les amaneció la borrachera, defendieron con la mano derecha el paradigma de escasa regulación para un libre mercado, mientras con la mano izquierda cobraron los multimillonarios rescates del gobierno.

Pero el libro no es un índice de fuego únicamente para los banqueros, Stiglitz desentraña el ambiente festivo que permitió al típico hogar estadounidense acumular más de 6 tarjetas de crédito con saldo deudor promedio de 9,000 dólares. Y como los organismos reguladores desde el gobierno hicieron la vista a un lado mientras personajes como Bernard Madoff y Allen Stanford asaltaban, no en despoblado, sino en impecables oficinas, o a bordo de yates y aviones privados.

En sus propuestas, Stiglitz afirma que es tiempo de reformar el estudio y la enseñanza de la ciencia económica, pues en su opinión, ahora para decirse economista basta con ser porrista del libre mercado, y soltar alegatos seudo-empresariales con la superficialidad y escasez conceptual de un preparatoriano.

En otros capítulos aborda las asimetrías en la información que impiden las hasta hoy inasibles eficiencias que el fundamentalismo del mercado ha venido prometiendo.

Revisa los instrumentos disponibles en la política monetaria de los países y bloques económicos desde el original ángulo de la insuficiencia operativa.

También, critica a las calificadoras de riesgo, quienes entraron a la fiesta, cuando debieron estar cuidando la puerta.

Un libro que, como mencioné al principio, nos deja temas para la discusión, para la polémica, y que nos advierte sobre el gran problema de nuestros tiempos: La verdadera crisis no es económica; es ética, es moral.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 18 de Julio 2010)

domingo, 11 de julio de 2010

Porque tú lo vales


No, no se equivoca. Es la frase con la cual L’Oréal introdujo su tinte en el mercado americano. Una historia interesante, o por lo menos entretenida. Hacia mediados del siglo XX las mujeres irrumpieron en el mercado de trabajo, lucharon por su emancipación social, consiguieron el voto, y gastaron millones de dólares para teñirse el pelo.

Pero fue Clairol quien cambio aquel cavernario paradigma de hace 50 años, donde una mujer con cabellera teñida forzosamente tendría una moralidad dudosa.

Así las cosas, el primer comercial televisivo de esta compañía (hacia los años 60’s) tuvo que mostrar a una dulce ama de casa preparando la cena, mientras una voz en off preguntaba sobre su cabello: ¿Lo hace o no lo hace?

En su ensayo “Rubias, un viaje por la modificación del Yo”, el antropólogo Grant McCracken afirma que existe una tabla periódica de las rubias. Desde la explosiva Marilyn Monroe, la radiante Goldie Hawn, la descarada Candice Bergen, la peligrosa Sharon Stone, la inocente Doris Day, hasta la fría Marlene Dietrich.

Pero bueno, como me cuento entre esos muchos hombres que no ostentan algún doctorado en mujeres, y difícilmente podría presumir soltura para hablar de, o incluso con, rubias, trigueñas, y pelirrojas, es hora de aterrizar en el más reciente libro de Malcom Gladwell. Editado por Taurus, su titulo es “Lo que vio el perro y otras aventuras”.

Para quienes han leído a Gladwell las recomendaciones sobran. Para quienes no, solo apuntar que es un autor que desentraña fenómenos sociales contemporáneos armado con una artillería de inteligentes preguntas y originales abordajes. Después de presentar argumentos producto de una investigación extensa y puntillosa, nos sorprende y nos asombra con la frescura, con la agudeza de sus conclusiones.

Gladwell nos muestra los entretelones de la industria cosmética sí. Pero también nos lleva a cuestionar, por ejemplo, si la famosa quiebra de Enron fue explícitamente un engaño, porque a diferencia de los enigmas, donde la información es opaca por culpa del emisor, este caso puede calificarse como misterio, pues tiene más que ver con la ignorancia o pereza del receptor.

Vale recordar que los informes anuales de Enron eran apretados volúmenes de 20,000 cuartillas, donde los detalles financieros acerca de sus 3,000 compañías subsidiarias, más que ser escasos, eran abrumadores.

Curioso que ninguno de los miles de inversionistas que luego se llamaron engañados, se haya percatado que desde 1998 un grupo de seis estudiantes de contabilidad en la Universidad de Cornell puso en la primera hoja de su tesis final sobre Enron el lapidario título de “Vendan sus acciones”.

¿Recuerda usted los programas de ventas por televisión? Aquellos donde las operadoras nos están esperando y el llame ahora se repite cual mantra budista. Gladwell nos introduce a este curioso mundo, de la mano de la historia de la familia Popeil.

Cuatro generaciones de inventores de artefactos para el hogar. Pero sobre todo, sagaces vendedores ambulantes. Geniales merolicos que desde la humildad de las ferias de pueblo pasaron a la riqueza que proporciona poseer un canal de televisión que ha vendido un millón de dólares por hora, en aparatos para ser delgado, exprimidores de fruta, parrillas para asado, y planchas mágicas.

No cometeré la imprudencia de decirle porque el libro se llama Lo que vio el perro… pero si le invito a comprobar cuan divertido es descubrirlo.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 11 de Julio de 2010)

martes, 6 de julio de 2010

El Mundial según San Mateo


“Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.”

Mateo. Cap. 25 Vers. 25-30


Se le ha llamado “El efecto Mateo”. Y es un término utilizado frecuentemente en sicología, sociología, educación, y deportes.

Hace alusión a que los aprendizajes tempranos y los éxitos iniciales, generalmente dan lugar a posteriores logros que incrementan consistentemente la brecha entre quienes ganan y quienes pierden.

Tocado por el ambiente futbolero, navego por las estadísticas de los 19 mundiales que la FIFA ha organizado. En este torneo únicamente han participado 77 países de los 208 afiliados, pero solo 7 países han sido campeones del mundo. (Brasil 5 campeonatos, Italia 4, Alemania 3, Argentina 2, Uruguay 2, Inglaterra 1, Francia 1).

Entonces hay algo que pudiera parecer anormal. En una distribución normal, cualquier representativo nacional tendría un 0.48% (1/208) de probabilidades de ser campeón del mundo. Pero la realidad ha sido otra:

El 3.3% (7/208) de las selecciones competidoras ha ganado el 100% de los campeonatos.

Evidentemente estamos ante un caso típico de distribución totalmente asimétrica del éxito, o para decirlo en términos económicos, ante un caso de indicadores de desigualdad extrema.

Pero así suelen ser los deportes, la distribución de los éxitos y de los ingresos nunca tiende a la igualdad, a la distribución normal. Porque precisamente el sistema competitivo de cualquier deporte es diseñado para separar a “los fuera de serie” del rebaño. Es sintomático que la paga mensual de una estrella del futbol europeo sea mayor a la nomina total de varios equipos de una liga nacional de medio pelo.

En la mayoría de los deportes, esta asimetría del éxito ha representado un serio impedimento para globalizar la afición a los mismos. En Estados Unidos, las ligas de futbol americano y de basquetbol tratan de resolver localmente la concentración de éxitos, mediante un sistema en el cual los equipos recientemente perdedores tienen derecho a elegir a los jóvenes más prometedores entre las ligas universitarias. Con ello se asegura algún reciclaje que mantenga interesado al mayor número de aficionados en diversas ciudades.

Lo anterior no puede hacerse a nivel mundial. Creo que pasaran muchos años antes de que selecciones futboleras como Japón, Costa Rica, Costa de Marfil, y otros, puedan ganar un campeonato mundial.

Pero los directivos de la FIFA son verdaderos genios para los negocios, y han logrado que la exponencial afición mundial a este deporte tenga poco que ver con la calidad y el historial de éxito en el mayor número (201) de selecciones nacionales, o con la esperanza de triunfo para sus respectivos aficionados.

¿Cómo lo han logrado?

Aquí deduzco tres (entre seguramente muchas) respuestas:

1.- El torneo se realiza cada 4 años, tiempo suficiente para que cada federación nacional recomponga la ilusión, o apueste al olvido generacional.

2.- Se ha incentivado la preeminencia de una nueva especie en el ecosistema futbolero: el aficionado puro. Quien sin prácticamente haber jugado, pueda construirse una mitología desde la comodidad del sillón. Por lo anterior resulta ya irrelevante para el negocio, que existan países deficientes en la producción de buenos equipos y jugadores, siempre y cuando produzcan entusiastas aficionados.

3.- La FIFA ha sido reticente para incorporar nuevas tecnologías que eliminen el azar y la discrecionalidad en las decisiones arbitrales. El trasfondo pareciera entonces, que este binomio justicia-injusticia en el terreno de juego permite polémicas, desahogos, y cegueras. Cosas que sabemos, no hacen sino incentivar a la afición, y robustecer a la comentocracia y al negocio.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 04 de Julio de 2010)