domingo, 14 de agosto de 2011

El otro 51 por ciento


Han pasado algunos meses desde la última vez que escribí algo en este blog. También he estado retirado temporalmente de mis columnas en periódicos y revistas, y sin poder atender invitaciones a programas de radio o de televisión.

¿La razón?
He querido tomar distancia del vaivén mediático, tener el tiempo suficiente y la tranquilidad reflexiva para calibrar proyectos de mediano y de largo plazo, afinar y refrescar con lecturas, con viajes y nuevas experiencias, y mediante charlas profundas con amigos a quienes admiro; mi pensamiento, mi raciocinio; esas herramientas que me dan de comer.

He hecho análisis, estudiado tendencias, informes apolíticos, escuchado con atención a personas, sintetizado miles de cuartillas leídas, únicamente con un objetivo: Tratar de escudriñar como vendrían los próximos 20-30 años para nuestro país.

No es ociosidad, pues resulta que 20 o 30 años es el horizonte que me interesa, más o menos es el lapso que si todo marcha bien, me quedaría en promedio de vida útil, (o incluso de vida, a secas)

Entonces ahora mismo no temo pecar de optimismo, y afirmo que en las próximas tres décadas nos va ir mejor a quienes vivimos y trabajamos en México, este nuestro país donde el 51% de la población tenemos entre 15 y 45 años, y que a pesar de todo, nos la estamos arreglando para salir avantes, trabajar, emprender, consumir, crear, sobrevivir, comer, estudiar, seguir adelante.

No daré mas cifras, ni abundaré sobre las diversas tendencias que he considerado para llegar a esta conclusión.

Creo que cada quien, si quiere, puede hacer su personalísimo recuento y ponerlo en la balanza de sus años venideros. Finalmente advierto que no es voluntarismo motivacional. Sostengo que nos va ir mejor en general a los mexicanos, incluso a pesar de nosotros.

martes, 1 de marzo de 2011

Mayorías: ¿Sabias o estúpidas?


Sí. Conozco la frase.

“La democracia es el menos malo de los sistemas políticos” atribuida a Winston Churchill"

También recuerdo la de George Bernard Shaw: “La democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección debida a una mayoría incompetente”.

En un plano conceptual, la democracia es la elección hecha por la mayoría; o en muchos de los casos en México, por la minoría más numerosa. Entonces cabe preguntarse cuando las decisiones provenientes de una mayoría resultan sabias, y cuando resultan estúpidas.

O mejor aún, ¿De qué depende que dichas decisiones sean de una u otra calidad?

Existen tesis y evidencia empírica en uno y en otro sentido. Diversos estudios afirman que la racionalidad o el juicio individual se ven desplazados cuando se produce el denominado efecto manada, también llamado irracionalidad masiva, o exuberancia irracional.

Muchas de las explicaciones acerca de las burbujas y posteriores crisis económicas mundiales abrevan de esta hipótesis. También, los comportamientos de turbas enloquecidas, o porras deportivas fanatizadas hasta la agresión son explicadas mediante la hipótesis de la estupidez de las mayorías.

Por otra parte, existe también la tesis de que las decisiones tomadas por las mayorías resultan mejores que las tomadas por minorías, quizás el libro más popular que apoya este argumento es “La Sabiduría de las Multitudes” (The Wisdow of Crowds, James Surowiecki. 2004).

El argumento principal son los resultados posteriores y recurrentes de aquel experimento (1907) documentado por Francis Galton, donde en una feria ganadera una multitud concursaba por atinarle al peso de un buey. Entonces, el promedio de todas las posturas individuales estuvo más cerca del peso correcto, que la postura individual del experto más atinado.

Entonces: ¿En qué quedamos? ¿Son las mayorías inteligentes o tontas?

Afortunadamente, recientes investigaciones provenientes de las interacciones que suceden en comunidades y redes sociales nos llevan a una respuesta. Todo depende del contexto y el proceso mediante el cual se elige.

Las mayorías toman decisiones sabias cuando la elección individual es independiente y concurrente. Las mayorías toman decisiones tontas cuando la elección individual es interdependiente y secuencial.

Así, las características del contexto y procesos que producen mayorías con “decisiones tontas” serian las siguientes:

Existencia de dinámicas sociales que obligan o estimulan la imitación de comportamientos; difusión prematura de supuestas tendencias masivas; centralización, parcialización, y polarización de impulsores mediáticos; preselección jerárquica de alternativas disponibles; e incentivos extras para conectores y líderes de opinión en la comunidad.

Pues bien, creo mi obligación hacia el lector escribirlo tan claramente que no queden dudas: En las democracias actuales, ningún candidato “puntero” o “ganador” puede presumirse apoyado-elegido por una mayoría impoluta, cuando las maquinarias electorales de los partidos políticos evidencian tácticas que abonan a un contexto y a un proceso que privilegia las decisiones tontas.

Señores, no hay lugar para triunfalismos.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 27 de Febrero de 2011)

jueves, 24 de febrero de 2011

Se busca niñera


Quizás pueda nombrársele infantilismo social, pero mucha gente se siente ya incapaz de auto controlarse.

Asumir la responsabilidad de controlar los propios actos pareciera que ya no se hace necesario. Vea usted como hoy abundan las teorías que pretenden disculparnos del peso responsable de la libertad en cuanto se nos hace fastidioso.

Así, la responsabilidad puede ser repartida entre los padres, con la genética, con la educación recibida, con la situación económica, con cualquier circunstancia que - ¡ni hablar!- “quedó fuera de nuestras manos”.

Las empresas están aprovechando esta confusión, y en el futuro veremos más productos donde el usuario “subcontrate” o delegue el autocontrol. Un automóvil que no pueda ser conducido por alguien borracho, o tarjetas de crédito que se auto bloqueen cuando el usuario sobrepase algún límite parcial, digamos en un casino. Se llaman productos niñera.

Vivimos en sociedades donde todos somos culpables de todo, pero nadie es responsable principal de nada.

Me gusta el sencillo ejemplo que Fernando Savater ofrece al respecto:

“Supongamos una mujer cuyo marido emprende un largo viaje, la mujer aprovecha esta ausencia para reunirse con un amante, de un día para otro el marido desconfiado anuncia su regreso y exige la presencia de su esposa para recibirlo en la estación de tren. Para llegar a ella, la mujer debe atravesar un bosque donde se oculta un temible asesino. Asustada, pide a su amante que la acompañe, pero este se niega por temor a enfrentarse al marido. La mujer solicita entonces la protección del único policía en el pueblo, el cual también le dice que no puede ir con ella, ya que debe atender con idéntico celo al resto de los ciudadanos. Acude pues a diversos vecinos y vecinas, quienes también rechazan acompañarle por miedo o pereza. Finalmente la mujer emprende el viaje sola, y es asesinada por el criminal en el bosque”.

Pregunta: ¿Quién es el responsable de la muerte de la mujer?

Savater dice que cuando cuestiona con este hipotético ejemplo a sus estudiantes de ética, obtiene respuestas de todo tipo. Hay quienes culpan al marido por su intransigencia, o al amante por su cobardía, al poco profesionalismo del guardia, al mal funcionamiento de las instituciones a cargo de la seguridad, a la escasa solidaridad de los vecinos, a la posible falta de oportunidades en la etapa formativa del asesino, incluso a la inconsciencia de la propia asesinada.

Pero, sigue diciendo Savater; pocos, muy pocos, suelen responder lo obvio: que el Culpable (con mayúscula de responsable del crimen) es el asesino mismo, el que mató a la mujer.

Reflexiono sobre este ejemplo, y es obvio que Savater no apuesta a un análisis simplista. Por supuesto que las sociedades como agrupaciones humanas que son, dan lugar a fenómenos y problemas multifactoriales, donde no existe “una solución optima” para la perspectiva de todos y cada uno de quienes las integramos.

Creo que Savater nos advierte sobre este nuevo fenómeno que mencioné al principio: Sociedades compuestas por individuos que claman por niñeras. A quienes les estorba, y desean pues “subcontratar” el autocontrol que precisa la libertad de elegir.

Sociedades donde es políticamente incorrecto señalar con certeza al, o a los culpables de algo.

Sociedades donde la retórica convenenciera de poderes fácticos, o la falta de entrenamiento en procesos de razonamiento lógico de las mayorías poco alfabetizadas, hacen que sigamos extraviados en lo insustancial.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 20 de Febrero de 2011)

domingo, 13 de febrero de 2011

De parvadas y manadas


Que nadie se llame engañado. Desde el nombre, Twitter tiene algo de parvada, de manada. Ortega y Gasset estaría feliz.

Si Orson Welles fue el tiburón radiofónico que agitó el mar de la opinión pública con su narración de La Guerra de los Mundos, hoy las redes sociales son confluencia de riachuelos habitados por cardúmenes, efímeramente aglutinados por la carnada de un Trend Topic.

Desde hace semanas estoy en Twitter como @hhramos. Tengo ya algunos “seguidores”. Por ello me urge liberarme de esta anacrónica acepción: En la era pre-tuitera “ser seguido” significaba un motivo de alarma, una narrativa de la persecución, quizás de la paranoia.

He reflexionado algunas cosas gracias a Twitter, por ejemplo, tenía la duda si el consumo masivo de nota roja y amarilla era atribuible mayoritariamente a la oferta disponible en los medios de comunicación tradicionales; hoy las redes sociales demuestran que este consumo es realmente “prosumo” (Alvin Toeffler dixit) donde todos somos productores, oferentes, demandantes, y difusores, por igual.

Creo también que las redes sociales son campo fértil para el “Radicalismo Chic” Aquel término que acuñó el periodista estadounidense Tom Wolfe, (y que con su sabrosa ironía, Carlos Monsiváis ejemplificó para México en su libro Amor Perdido)

Radical chic es quien apasionadamente hace suyas causas políticas, sociales y hasta ecológicas, todas ellas tan relevantes, tan urgentes como ávidas de compromisos radicales, indiscutibles e indiscutidas; solo porque están de moda, o porque parecen ascender a sus activistas y seguidores en la escalera del reconocimiento social, en el supuesto lustre intelectual.

Un ejemplo sería el tercer despido en la trayectoria laboral de la conductora Carmen Aristegui. Hace 4 días miles de tuiteros eran #Aristegui, y todo, si, todo México perdía con su despido, con “Ese artero ataque a la libertad de expresión, ordenado por un dictador alcoholizado que nos debía la comprobación de su inocencia” Un día después, el tema candente era un encuerado en la cancha de futbol.

Claro que no todo es sombrío entre tuiteros. Tampoco creo, como escribió Ciro Gómez Leyva, que Twitter sea un callejón entre luminoso y oscuro donde uno debe internarse con linterna y afilada navaja. Hay lugar para la inocencia y para la ingenuidad, por ejemplo la de algunos políticos que retuitean afanosamente los saludos y felicitaciones de amigos y colegas, o los comentarios y notas adversas a sus rivales.

The Wall Street Journal dice que esta red social vale diez mil millones de dólares, y que empresas como Facebook y Google estarían dispuestas a pagarlos. Pero Twitter, como negocio, es todavía una promesa, que no ha encontrado una manera convincente de generar utilidades suficientes para asegurar el retorno sobre la inversión.

Según investigadores de Wharton University: Twitter se enfrenta a una serie de problemas empresariales interrelacionados. ¿De qué manera podrá Twitter ayudar a las empresas a generar un nivel de participación del consumidor que convierta el servicio en una herramienta útil de marketing y de atención al cliente? ¿Cómo podrá Twitter transformar todo eso en una estrategia factible de generación de ingresos que lo beneficie? Descubrir un modelo de éxito para Promoted Tweet es uno de los problemas que la empresa tendrá que resolver.

Con todo, he decidido seguir activo en Twitter, pues esta red social es también una herramienta que me hace posible el acceso instantáneo a las investigaciones en curso de las principales escuelas de negocios, me permite seguir las opiniones de los personajes públicos que fijan la agenda en cuestiones económicas, y además, me mantiene “en línea” con mis amigos, de quienes siempre aprendo mucho, ahora también en 140 caracteres.

Twitter/hhramos

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 13 de Febrero de 2011)

sábado, 22 de enero de 2011

No tuve sexo con esa mujer


Se llama Paul Ekman, desde hace 50 años analiza científicamente las expresiones en el rostro de los seres humanos. Fue el creador del llamado “Sistema de Codificación de Acciones Faciales” Una taxonomía del mensaje emocional contenido en el movimiento de los 43 músculos faciales, y en sus más de tres mil combinaciones significativas.

Ira, miedo, sorpresa, tristeza, repugnancia, bochorno, culpa, vergüenza, felicidad, alivio, desdén, y orgullo.

Para cada una de estas emociones corresponde una, y solo una, expresión universal en el rostro humano. Aun los criminales, profesionales del engaño y de la mentira, pueden ser detectados a través de las que el estadounidense National Institute of Mental Health ha denominado “microexpresiones”: gestos involuntarios que duran fracciones de segundo, pero que para el observador entrenado, invariablemente descubren las verdaderas intenciones de quien gesticula.

Ekman tiene 76 años, es profesor jubilado del departamento de psiquiatría de la Universidad de California, ha publicado decenas de libros y actualmente asesora a la U.S. Army, al FBI, y a la CIA. La cadena televisiva Fox transmite una serie inspirada en sus contribuciones científicas, llamada Lie to Me.

The History Channel realizó el año pasado un documental llamado “Los secretos del lenguaje corporal” (En Youtube) donde el trabajo de Ekman es explicado utilizando escenas grabadas de políticos poderosos.
Clinton, Nixon, Bush, Obama, Putin, Stalin, Churchill, Roosevelt, Yasser Arafat, Tony Blair, Aznar, y Rodríguez Zapatero; entre otros. Ahí, podemos ver, cuadro por cuadro, como las microexpresiones, la postura, y el lenguaje corporal todo; hacen transparente al político mas experimentado.

Recién termino de leer el texto de Carlos Castañón Cuadros, llamado “Coahuila, hábitos y prácticas culturales” Una reseña estadística y reflexiva con los resultados en Coahuila de la encuesta que sobre el tema hizo Conaculta. 70 de cada 100 coahuilenses no han leído un libro durante el último año. Únicamente 12 de cada 100 se informan diariamente leyendo periódicos. Y se confirma: 90 de cada 100 coahuilenses son informados a través de la televisión.

2011 es año electoral en Coahuila, elegiremos a un Gobernador y a 16 diputados locales. Como ya lo he dicho en esta columna, me dispongo analizar a detalle la plataforma económica, política, e ideológica de los contendientes, los porqués, los que, los cómo, los quienes, y los cuando, de su propuesta de gobierno.

Pero dada la influencia mediática de la televisión, estimo necesaria una serie de debates televisados entre los candidatos a Gobernador. Además, son deseables mesas de análisis donde estos candidatos en lo individual, respondan directamente a los cuestionamientos de ciudadanos y expertos en temas muy puntuales: Empleo, Seguridad, Desarrollo Urbano, Transparencia Gubernamental, Sustentabilidad Ambiental, por ejemplo.

Kennedy, Lula, y Obama triunfaron porque transmitieron a sus electores ideología, proyecto, certidumbre, honestidad, y liderazgo. Los coahuilenses merecemos campañas políticas con candidatos que nos hablen de frente. Nunca campañas sucias, de miedo, de dadiva, o de vacío slogan comercial.

“No tuve sexo con esa mujer” famosa respuesta del Presidente Clinton cuando fue interrogado sobre su relación con la becaria Mónica Lewinsky.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 16 de Enero de 2011)

Economía según Warhol


La geografía económica intenta, entre muchas otras, responder a la pregunta de porque algunos países, regiones, o ciudades se desarrollan más que otras, y cuales serian los factores que impulsan dicha prosperidad.

Son bastante conocidas, y recurrentemente utilizadas entre comentaristas económicos las teorías de las ventajas comparativas y competitivas, los encadenamientos productivos, los agrupamientos (clústeres) en sectores industriales, la economía del conocimiento, la ventaja de las tecnologías informáticas, el enfoque de la formación de capital humano, y el factor gobernanza.

Pero existe un enfoque moderno, no supletorio, pero si complementario. Académicos como Richard Florida de la Universidad de Toronto, y Elizabeth Currid de la Universidad de California han profundizado sobre la bautizada “Economía Cultural”

Reconocido por su premonitoria frase: En el futuro todas las personas serán mundialmente famosas por 15 minutos, Andy Warhol fue también pionero en concebir que las manifestaciones artísticas pueden triunfar económicamente.

Es la economía según Warhol. Donde el arte, la música, la literatura, y el teatro son, ¡por fin! dimensionados como potentes impulsores del crecimiento económico, de la vanguardia social, y de la calidad de vida urbana.

¿Cuánto aporta la industria cultural a la economía de una ciudad? El primer estudio riguroso (Zúrich 1984) demostró que las letras, el teatro, y los museos de dicha urbe, devolvían directamente a las arcas municipales cantidades mayores que los montos subvencionados. Generando millones de dólares en salarios, derechos de autor, turismo, regalías, comercio, alquileres, e impuestos.

A su vez, el Banco Interamericano de Desarrollo, organismo que una década atrás no tenía acercamiento con los temas de la cultura, hoy afirma que: “Las industrias culturales tienen una función fundamental en el crecimiento económico, en la creación de los imaginarios individuales y de las identidades colectivas, y constituyen uno de los vectores principales de expresión y diálogo entre las regiones”

Celebro que algunos gobiernos municipales quieran cambiar el paradigma de la cultura como “moñote rojo” y que muestren ahora mayor compromiso para apoyar decididamente este rentable motor del crecimiento económico, impulsor de la visibilidad regional.

Aquí también, mis mejores augurios para Renata Chapa, catedrática, incansable lectora y experta promotora cultural; en su nueva tarea como Directora del Instituto Municipal de Cultura de Gómez Palacio, Durango. Un acierto de la alcaldesa Rocío Rebollo.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 09 de enero 2011)