domingo, 13 de febrero de 2011

De parvadas y manadas


Que nadie se llame engañado. Desde el nombre, Twitter tiene algo de parvada, de manada. Ortega y Gasset estaría feliz.

Si Orson Welles fue el tiburón radiofónico que agitó el mar de la opinión pública con su narración de La Guerra de los Mundos, hoy las redes sociales son confluencia de riachuelos habitados por cardúmenes, efímeramente aglutinados por la carnada de un Trend Topic.

Desde hace semanas estoy en Twitter como @hhramos. Tengo ya algunos “seguidores”. Por ello me urge liberarme de esta anacrónica acepción: En la era pre-tuitera “ser seguido” significaba un motivo de alarma, una narrativa de la persecución, quizás de la paranoia.

He reflexionado algunas cosas gracias a Twitter, por ejemplo, tenía la duda si el consumo masivo de nota roja y amarilla era atribuible mayoritariamente a la oferta disponible en los medios de comunicación tradicionales; hoy las redes sociales demuestran que este consumo es realmente “prosumo” (Alvin Toeffler dixit) donde todos somos productores, oferentes, demandantes, y difusores, por igual.

Creo también que las redes sociales son campo fértil para el “Radicalismo Chic” Aquel término que acuñó el periodista estadounidense Tom Wolfe, (y que con su sabrosa ironía, Carlos Monsiváis ejemplificó para México en su libro Amor Perdido)

Radical chic es quien apasionadamente hace suyas causas políticas, sociales y hasta ecológicas, todas ellas tan relevantes, tan urgentes como ávidas de compromisos radicales, indiscutibles e indiscutidas; solo porque están de moda, o porque parecen ascender a sus activistas y seguidores en la escalera del reconocimiento social, en el supuesto lustre intelectual.

Un ejemplo sería el tercer despido en la trayectoria laboral de la conductora Carmen Aristegui. Hace 4 días miles de tuiteros eran #Aristegui, y todo, si, todo México perdía con su despido, con “Ese artero ataque a la libertad de expresión, ordenado por un dictador alcoholizado que nos debía la comprobación de su inocencia” Un día después, el tema candente era un encuerado en la cancha de futbol.

Claro que no todo es sombrío entre tuiteros. Tampoco creo, como escribió Ciro Gómez Leyva, que Twitter sea un callejón entre luminoso y oscuro donde uno debe internarse con linterna y afilada navaja. Hay lugar para la inocencia y para la ingenuidad, por ejemplo la de algunos políticos que retuitean afanosamente los saludos y felicitaciones de amigos y colegas, o los comentarios y notas adversas a sus rivales.

The Wall Street Journal dice que esta red social vale diez mil millones de dólares, y que empresas como Facebook y Google estarían dispuestas a pagarlos. Pero Twitter, como negocio, es todavía una promesa, que no ha encontrado una manera convincente de generar utilidades suficientes para asegurar el retorno sobre la inversión.

Según investigadores de Wharton University: Twitter se enfrenta a una serie de problemas empresariales interrelacionados. ¿De qué manera podrá Twitter ayudar a las empresas a generar un nivel de participación del consumidor que convierta el servicio en una herramienta útil de marketing y de atención al cliente? ¿Cómo podrá Twitter transformar todo eso en una estrategia factible de generación de ingresos que lo beneficie? Descubrir un modelo de éxito para Promoted Tweet es uno de los problemas que la empresa tendrá que resolver.

Con todo, he decidido seguir activo en Twitter, pues esta red social es también una herramienta que me hace posible el acceso instantáneo a las investigaciones en curso de las principales escuelas de negocios, me permite seguir las opiniones de los personajes públicos que fijan la agenda en cuestiones económicas, y además, me mantiene “en línea” con mis amigos, de quienes siempre aprendo mucho, ahora también en 140 caracteres.

Twitter/hhramos

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 13 de Febrero de 2011)

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