lunes, 8 de junio de 2009

Fumando espero, las reformas que yo quiero


Ya es lugar comun opinar que Mexico necesita una segunda ronda de reformas estructurales para crecer. Así, algunos por logica inversa deducen que estas nuevas reformas necesariamente llevarían al crecimiento.

Este nuevo discurso estructuralista afirma que los resultados económicos no han sido los mejores porque el mercado laboral no es flexible, el sistema fiscal introduce distorsiones, el sistema educativo es ineficiente, y los derechos de propiedad son frágiles. No obstante, la no distinción entre lo deseable y lo probable, resulta también en una suerte de inmovilidad gritona de los actores económicos en Mexico.

El economista Dani Rodrik, (en “Rethinking Growth Policies in the Developing World” Harvard University 2004) Resume las aristas débiles de esta perspectiva:

“En primer lugar, al tratarse de una larga lista de reformas institucionales definidas en términos relativamente vagos, tales como abatir la corrupción, o establecer el Estado de Derecho, o bien flexibilizar el mercado laboral; y cuya vinculación con el crecimiento económico es, en el mejor de los casos, muy difícil de medir, la segunda generación de reformas difícilmente puede discutirse racionalmente.
En caso de que no produzcan los resultados esperados, siempre se puede argumentar que falta algo en la reforma de tal o cual aspecto del entramado institucional, o que, como seguramente será imposible tener todas las reformas al mismo tiempo, falto esa reforma crucial. El contexto estructural ideal es entonces un horizonte que se aleja conforme avanzamos hacia el”. Hasta aquí Rodrik.

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