domingo, 10 de enero de 2010

Crisis y Recesión (2)


(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 10 de Enero de 2010)

¿Estamos saliendo de la crisis? No.
¿Estamos saliendo de la recesión? .

El pasado jueves seguí por televisión el juego final entre las Universidades de Alabama y Texas, disputaban el campeonato nacional de la NCAA Football. No soy cronista deportivo, así que no me detendré en los pormenores del encuentro.

No obstante llamaron mi atención cuatro cosas: 1) El Rose Bowl Stadium lleno con más de 90,000 asistentes; aun sin ser “casa” de los contendientes, pues es reglamentario que este partido se dispute en terreno neutral. 2) La capacidad de convocatoria de una “amateur” federación colegial para realizar un evento de esta magnitud. 3) El precio del ticket: 500 dólares el mas barato. 4) La facilidad estructural que existe en algunos países para generar riqueza.

Pues bien, durante los recesos comente en la mesa, que organizar eventos de esta magnitud solo es posible cuando existe una maquinaria de promoción y organización que genera valor.

Donde los participantes (Equipos, jugadores, aficionados, directivos, patrocinadores, agencias de viajes, promotores, hoteleros, autoridades, cadenas televisivas, periodistas deportivos, y cientos de etcéteras mas) tienen incentivos alineados, (todos ganan cuando el evento es exitoso, y todos pierden cuando no lo es)

Tienen sólidos derechos de propiedad (cada quien es dueño legalmente, y responsable jurídicamente de su parte del negocio, nadie puede ser despojado impunemente de sus derechos, y prácticamente no existe manera de apropiarse de los beneficios del otro) y los costos de transacción (los costos de participar, los procesos para ponerse de acuerdo, y los tiempos para resolver disputas) son óptimos.

Pero mas allá del juego referido (que francamente solo utilizo por su simplicidad como ejemplo en mi subsiguiente argumentación) mi punto es que adicional a la recesión mundial, en México tenemos cuarenta años inmersos en una crisis, una crisis de insuficiente crecimiento económico, una crisis de expulsión poblacional, de incapacidad crónica para generar empleos, una crisis donde los indicadores de bienestar se han deteriorado.

¿Por qué? Porque como sociedad tenemos incentivos contradictorios. (Hay gente que gana cuando el resto pierde; monopolios, públicos y privados, que no crean riqueza, sino que se la apropian; y sectores “contreras” que algo ganan obstruyendo los esfuerzos por cambiar).

México es una perinola donde todos quieren ganarle, pero pocos quieren ponerle. Y ya sin petróleo, esto es imposible y resulta suicida.

Tampoco tenemos sólidos derechos de propiedad (Las ideas, los meritos y la tecnología pueden ser fácilmente pirateadas. Los patrimonios y los haberes pueden ser impunemente robados, secuestrados, dañados, casabolseados, y hasta expropiados. Existen miles de vericuetos legales para zafarse gratuitamente de algún acuerdo firmado y reconfirmado. Hay enormes vacios en la transparencia y en la rendición de cuentas, tanto en el servicio público, como también en los negocios privados que tienen socios minoritarios)

Los costos de transacción son enormes, (para abrir un negocio, y hasta para cumplir con el fisco hay que recorrer un tortuoso y costoso camino, crear un empleo no es fácil porque tampoco es fácil despedir a quien lo ocupa cuando este puesto simplemente deja de existir, no es fácil prestar barato al cumplido, porque es caro cobrar rápido al moroso, los juicios son largos, los procedimientos jurídicos son engorrosos, los tramites son eternos)

Así pues, sí estamos ya saliendo de la recesión que vino de afuera (de ese decrecimiento económico provocado por la pérdida mundial de confianza en el sistema y en los activos financieros estadounidenses) El PIB mexicano volverá a crecer a sus pichicatos niveles (nunca sostenidamente mayor al 3% anualizado) Los consumidores estadounidenses vuelven a comprar, y parecerá que lo peor ya ira de salida.

Pero si no cambiamos veloz y profundamente nuestros arreglos sociales, políticos, e institucionales; seguiremos en crisis. Con cada vez menos gente pagando boleto, con mas disturbios e inseguridad en el estadio, con comentaristas internacionales agresivos, sin agencias de viajes dispuestas a traer visitantes, con directivos enajenados, con árbitros corrompidos.

Un estadio violento, pobre, e irrelevante. Donde se realiza un partido que francamente ya a nadie le importa.

No escribo para la catarsis, tampoco soy un analista hocicón contra personas o personajes.

Opto por ser optimista. Nací y quiero a este “país-estadio”, por eso busco desentrañar las razones estructurales, y comprender la lógica del estado actual de las cosas. Sin caer en la perezosa enfermedad de algunos opinadores mediatizados, que únicamente auto organizan monotemáticas quemas de brujas.

Esta es mi perspectiva, una modesta teoría que rescato y que dejo a discusión; acerca de la crisis, y acerca de la recesión en México.

1 comentario:

Psicoterapia.psicoanalitica dijo...

¿Puede la crisis mexicana aumentar aun cuando la recesión norteamericana vaya de salida (si es que lo va)?

Creo que sí: nuestra crisis no es producto de una desaceleración económica, sino de una perfecta burbuja de insuficiencia, deficiencia y negligencia estructural.

Así las cosas, aún cuando las perspectivas globales lleguen a mejorar, México no estará en las condiciones para poder aprovecharlas.

Qué tengas buen día!