domingo, 25 de abril de 2010

Los monopolios son buenos


Me divierte hacerlo. Cuando en la opinión pública y publicada, un tema o palabra empieza a recibir mayor atención, y en el discurso se populariza un sesgo de juicio (positivo o negativo), ahondo en la investigación de la tesis contraria. ¿Para qué? Para conocer la película completa.

Es el caso de los monopolios, no todo es malo. Aquí presento al lector dos puntos de vista complementarios. El concepto de monopolio natural, y una brevísima reseña del libro Monopoly Rules. Buen provecho.

El concepto: Un monopolio natural es un caso particular de los mercados en el cual una empresa puede producir toda la producción del mercado con un coste menor que si hubiera varias empresas compitiendo. Esto usualmente ocurre en mercados en los cuales se tiene que realizar una altísima inversión inicial para ingresar junto a elevados costos de mantenimiento de la estructura productiva para atender un mercado que, adicionalmente, es limitado.

La reseña: Monopolio. Hoy una de las palabras menos “políticamente correctas” en la jerga económica. En un momento económico donde el neo-institucionalismo regresa por sus fueros, con entramados regulatorios como receta para posibles fallas en los mercados.

Pero más allá de la etiqueta ideológica en la opinión popular. El autor del libro, profesor en la Universidad de Chicago, afirma que en los negocios, los monopolios ni son antinaturales; en su mayoría son legales, y son mas frecuentes de lo que creemos.

Además, sostiene que la verdadera estrategia empresarial debe conducir a obtener un monopolio temporal o espacial, donde el empresario encuentra, o crea, un mercado en el cual la competencia es irrelevante.

Una patente es el monopolio temporal prometido que incentiva apostar por la investigación científica. Una marca poderosa es un monopolio en la mente del consumidor. La denominación de origen es un monopolio geográfico, que permitió al tequila mexicano ser único en el gusto mundial.

Un estacionamiento público, o una esquina urbana altamente transitada, finalmente son monopolios espaciales. El servicio y las refacciones son monopolios productores de efectivo recurrente para los fabricantes automotrices. Carlos Monsiváis, Leo Messi, y también los Tigres del Norte, son monopolios unipersonales de talento.

Así pues, el libro explica como descubrir oportunidades para tener un monopolio y mantenerlo.
Como permanecer siempre un paso delante de la competencia, e inhibir la entrada de nuevos competidores al negocio. También dedica un capítulo final a describir cuales serán los monopolios del futuro.

Una lectura quizás controversial, pero también necesaria para que el hombre de negocios pueda sacudirse esa parcialidad que caracteriza las interpretaciones superficiales.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 18 de Abril 2010)

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