domingo, 8 de enero de 2012

Manual práctico para adivinar el futuro


En el corazón de Silicon Valley, el 124 de University Avenue en Palo Alto California tiene su sede el Instituto para el Futuro. Fundado en 1968 por científicos de la Rand Corporation, en él trabajan a tiempo completo más de doscientos analistas.

¿Su chamba? Ayudar a empresas como Nokia, Apple, Toyota, Microsoft, y Pfizer a anticipar el futuro, sus tendencias, sus desafíos, sus problemas.

Sobre el futuro, mejor dicho sobre la necesidad humana de adivinar el futuro existen muchos abordajes. Karl Popper, en su “Miseria del Historicismo” afirma que la pretensión de predecir el futuro carece de todo fundamento científico y pertenece al campo de la pura superstición.

Mario Benedetti tiene un delicioso microrrelato llamado Los Bomberos, donde el personaje, un “As del presentimiento” de nombre Olegario es felicitado y aplaudido por sus amigos mientras su casa se incendia. Olegario acertó en la predicción de su tragedia.

Ha iniciado 2012, y como todos los años, estamos en la temporada donde los principales bancos y gobiernos; los periodistas económicos, los doctos académicos y los especialistas cejijuntos nos sueltan una andanada de predicciones y análisis de variopinta calidad. Suelo estudiar la mayoría, y básicamente existen dos “escuelas” o paradigmas que son utilizados en la industria de la futurología: La Perspectiva y La Prospectiva.

La Perspectiva es pronóstico, es proyección. Extrapola el presente para conformar el futuro, se hace cargo de este último desde un enfoque lineal. Por su parte, La Prospectiva viene del porvenir hacia el presente, rebasando la proyección exclusiva de tendencias, para diseñar y construir alternativas que permitan un acercamiento al futuro deseado".

Existe también otro eslabón en la cadena alimenticia de los futurólogos. Son los quiromantes, los tarotistas, las pitonisas. Aquellos que "sin conocerte, ya en la primera sesión pueden decirte toda tu vida” y saben tu pasado, tu presente, y tu futuro por una cuota módica.

Un libro clásico sobre las técnicas utilizadas por los videntes es “The Full Facts Guide To Cold Reading” de Ian Rowland. Es algo así como un manual práctico con veinte técnicas para adivinar el futuro, o por lo menos hacer creer al interlocutor que tienes esa mágica capacidad.

Por ejemplo, cuando el adivinador suelta comentarios del tipo “Siento que usted a veces es un tanto inseguro, especialmente ante personas que no conoce bien” o “Lo veo teniendo algún problema con un amigo o un pariente” está utilizando la técnica llamada “Efecto Forer” que consiste en hacer afirmaciones que parecen personales, pero que siempre podrán aplicarse a la mayoría de las personas.

Otra técnica es la “Negación Atenuada” donde el vidente dice algo así como “Pasando al terreno profesional, ¿En su oficina no trabajará una mujer rubia?” Si el sujeto responde que no, el adivinador simplemente reafirma su negación. Si el sujeto responde que sí, el adivinador dice: Lo sabia… usted trabaja cerca de una mujer rubia.

En fin… así somos los humanos, criaturas asustadizas que necesitamos la ficción de la certidumbre, que buscamos espantar esos Cisnes Negros de Nassim Nicholas Taleb.

Ahh, para terminar, también recomiendo la lectura del libro “El Futuro no Será de Nadie” de Oscar de La Borbolla. Muy bueno.

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