martes, 1 de marzo de 2011

Mayorías: ¿Sabias o estúpidas?


Sí. Conozco la frase.

“La democracia es el menos malo de los sistemas políticos” atribuida a Winston Churchill"

También recuerdo la de George Bernard Shaw: “La democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección debida a una mayoría incompetente”.

En un plano conceptual, la democracia es la elección hecha por la mayoría; o en muchos de los casos en México, por la minoría más numerosa. Entonces cabe preguntarse cuando las decisiones provenientes de una mayoría resultan sabias, y cuando resultan estúpidas.

O mejor aún, ¿De qué depende que dichas decisiones sean de una u otra calidad?

Existen tesis y evidencia empírica en uno y en otro sentido. Diversos estudios afirman que la racionalidad o el juicio individual se ven desplazados cuando se produce el denominado efecto manada, también llamado irracionalidad masiva, o exuberancia irracional.

Muchas de las explicaciones acerca de las burbujas y posteriores crisis económicas mundiales abrevan de esta hipótesis. También, los comportamientos de turbas enloquecidas, o porras deportivas fanatizadas hasta la agresión son explicadas mediante la hipótesis de la estupidez de las mayorías.

Por otra parte, existe también la tesis de que las decisiones tomadas por las mayorías resultan mejores que las tomadas por minorías, quizás el libro más popular que apoya este argumento es “La Sabiduría de las Multitudes” (The Wisdow of Crowds, James Surowiecki. 2004).

El argumento principal son los resultados posteriores y recurrentes de aquel experimento (1907) documentado por Francis Galton, donde en una feria ganadera una multitud concursaba por atinarle al peso de un buey. Entonces, el promedio de todas las posturas individuales estuvo más cerca del peso correcto, que la postura individual del experto más atinado.

Entonces: ¿En qué quedamos? ¿Son las mayorías inteligentes o tontas?

Afortunadamente, recientes investigaciones provenientes de las interacciones que suceden en comunidades y redes sociales nos llevan a una respuesta. Todo depende del contexto y el proceso mediante el cual se elige.

Las mayorías toman decisiones sabias cuando la elección individual es independiente y concurrente. Las mayorías toman decisiones tontas cuando la elección individual es interdependiente y secuencial.

Así, las características del contexto y procesos que producen mayorías con “decisiones tontas” serian las siguientes:

Existencia de dinámicas sociales que obligan o estimulan la imitación de comportamientos; difusión prematura de supuestas tendencias masivas; centralización, parcialización, y polarización de impulsores mediáticos; preselección jerárquica de alternativas disponibles; e incentivos extras para conectores y líderes de opinión en la comunidad.

Pues bien, creo mi obligación hacia el lector escribirlo tan claramente que no queden dudas: En las democracias actuales, ningún candidato “puntero” o “ganador” puede presumirse apoyado-elegido por una mayoría impoluta, cuando las maquinarias electorales de los partidos políticos evidencian tácticas que abonan a un contexto y a un proceso que privilegia las decisiones tontas.

Señores, no hay lugar para triunfalismos.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 27 de Febrero de 2011)