jueves, 30 de diciembre de 2010

2011


Este, el último post del año.

Va con mis mejores deseos para 2011.

Es un abrazo para la familia y para los amigos.

Un agradecimiento por la posibilidad de continuar.

Una risa con la cual, franelero, seguiré diciéndole “viene-viene” a la vida.

Además…

Aquí un regalo del maestro Sabines.

Me encanta Dios.
Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre.

Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.

A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho frente al ataque de los antibióticos ¡bacterias mutantes!

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.

Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.

A mí me gusta, a mí me encanta Dios.

Que Dios bendiga a Dios.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Gerentes de gis y pizarrón


Cada año en la Ciudad de México, por ahí del mes de julio, es organizado un evento llamado ExpoManagement. El ticket no es barato, más o menos dos mil dólares se cobran por el acceso a conferencias y eventos.

Se trata de escuchar a conferenciantes famosos en el mundo de la economía, la administración, y los negocios, esos personajes que ahora se les llama “Gurús”; al tiempo que se hacen o se fortalecen redes de relaciones entre los ejecutivos asistentes.

Nunca he ido, ni quiero ir.

Para mi es una pérdida de tiempo y de dinero escuchar una versión masiva, breve, y descafeinada de las ideas de estos personajes. Para cuando el evento se realiza, ya he leído todos los nuevos libros que han publicado los ponentes, así como la crítica académica a sus nuevas y viejas teorías.

No critico la calidad de los conferenciantes, sino el formato de romería, de kermesse. Pero bueno, entiendo también que es el canal de distribución utilizado para entregar una versión light de las nuevas realidades empresariales.

Peter Drucker nunca vino. Pero si han venido Peters con su innovación en la economía del conocimiento, Hamel con sus nuevas fronteras de la gestión, Porter con su estrategia competitiva, Enríquez con su bioeconomía, Godin con su marketing de redes sociales , Hammer con su reingeniería de la corporación, Krugman con su geografía económica, , Stiglitz con su polémica alter globalizante, Yunus con su base de la pirámide, Kotler con su diagnostico del caos mercadológico, Ries y Trout con su posicionamiento de las relaciones publicas, Ohmae con su escenario global, y Mauborgne con su estrategia del océano azul; entre muchos más.

Otro que nunca ha venido, ni creo que vendrá, es Henry Mintzberg. Un profesor de la canadiense McGill University nada afecto a los reflectores del star-system intelectual.

Muchos de los arriba mencionados aseguran que Mintzberg es el pensador de administración y de negocios más importante del mundo, y ahí si estoy de acuerdo.

¿Cuál es la virtud de Mintzberg? Que no se anda con modas gerenciales, no es un animador de trucos que cualquier consultor de medio pelo recomienda sin ton ni son al primer empresario incauto que cae en sus garras. Me refiero a las frases gastadas sobre Cambio con mayúscula, la estrategia nebulosa, los equipos de trabajo protagónicos, la responsabilidad social del verde color plástico, el cascarón del liderazgo desde la filosofía grandilocuente, o los costosos clichés de temporada.

Mintzberg escudriña y explica cómo, cuándo, dónde, y porqué las iniciativas gerenciales funcionan o no. Investiga sobre el verdadero trabajo de la dirección de empresas, el día a día del gerente en la línea de golpeo, que a veces toma decisiones sin poder tener información completa.

Habla de la estrategia como un proceso emergente, iterativo, derriba los mitos del emprendedor como llanero solitario, y también cuestiona a aquellos “máster en administración” que nunca han creado, fracasado, o dirigido un negocio verdadero; los llama gerentes de gis y pizarrón.

¿Sus libros? “Directivos, No MBAs” editorial Deusto, “Mintzberg y La Dirección” editorial Panorama, “Safari a la Estrategia” editorial Granica, “The Rise and Fall of Strategic Planning” editorial McGraw Hill; y el mas reciente “Managing” de editorial Norma. Muy buen provecho.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 19 de Diciembre de 2010)

lunes, 13 de diciembre de 2010

Puedo explicarlo todo


Vargas Llosa no fue. Tampoco Fuentes, ni García Márquez, ni José Emilio.

Por su parte, Saramago, Monsiváis, Dehesa, Montemayor, y Tomás Eloy Martínez, debutaron este año ya en otros foros literarios.

La FIL Guadalajara esta mudando de piel, digamos que transita por una especie de relevo generacional, con estrellas incipientes. Elmer Mendoza (La prueba del ácido), Carlos Velázquez, (La marrana negra de la literatura rosa) y Xavier Velasco.

Edgar Salinas opina de Velasco: “Xavier será uno de los cronistas favoritos del DF que ya no conocerá Monsiváis... Y lo hará sin rodeos, salvo el propio de la ficción y el estilo metrosexual de su vocación”

Velasco ganó en 2003 el Premio Alfaguara con “Diablo Guardián”, y coincido con Edgar… Xavier, me parece, sería uno de les enfants terribles en la nueva generación de escritores mexicanos.

Auto adjetivado como antronauta, fugitivo de jaulas laborales, fetichista de la palabra, amante a la ambigua, y gurú en las ciencias del autoperjuicio; durante la FIL encargó a un muñeco de ventrílocuo la presentación de su novela “Puedo explicarlo todo”.

El nuevo libro promete, ayer lo compré en Gandhi, y absorbe desde el primer párrafo: “La pena y el cansancio también tienen límites. Uno recobra el ánimo al poco de temerse que no resiste más. Tocar fondo es también una forma de rebotar. Enterarse que en lo hondo del agujero también soplan de pronto nuevos aires… ¿Quién sabe si la muerte no es un segundo aire?”

Pero mi favorito es “Luna llena en las rocas” un libro que Tiene que ver con la buena vida que ronda en esos sitios nocturnos de mala muerte, donde el placer suele hacer trizas el deber; la huella literaria de un morbo con licencia, prisa, y causa; la persecución romántica del peligro, la congestión de elíxires, la conjura de lunas, la lujuriante oferta de saltar al vacío y entender cada oficio, vicio y maléficio con azoro infantil y premura adolescente. Esos, los ingredientes básicos de la aventura

Sí, “Luna llena en las rocas” es la crónica, la descripción erudita de los lugares emblemáticos, los imperdibles de una época en la vida nocturna de la ciudad de México, (Esa línea narrativa que en La Laguna inauguró Jaime Muñoz Vargas con sus clásicos Leyenda Morgan, y Parábola del Moribundo)

El Sarao, lugar que conserva el aire de aquellas residencias modernistas que rendían culto a los Bee Gees y a Barry White. El Riviere, santuario de ojerosos impenitentes, antrazo para aquellos que a las 5am deciden levantarse en armas contra la irrupción del alba.

El Club Quetzal, aquella disco en Reforma, la versión chilanga del neoyorquino Studio 54, donde entrar era redimir complejos de naquez o de intrascendencia social.

El Caballo Negro del Fiesta Americana, El Premier, El Prestige, El Patio, El Molino Rojo, Mocambo. Los Piano-Bar donde se venera la imagen de Agustín Lara y del maese Manzanero. El King Kong y el Bombay. Los bares de “Sangron´s” donde el cheque fresco de la burocracia salarial regresa, ineludiblemente, a Slim.

El Liverpool Pub, donde Los Bicles, un cuarteto llegado desde La Roma y La Condesa ya nos advertía que La vida es eso que sucede mientras se planea otra cosa.

Un abrazo Xavier.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 12 de Diciembre de 2010)

lunes, 6 de diciembre de 2010

Visionarios y retadores


El libro me lo regaló un amigo a quien estimo y también admiro.

Con sus socios fundó y ha hecho prosperar varios negocios; entre ellos una compañía que desarrolla y vende biotecnología en varios países, con patentes propias.

Es un empresario treintañero, habla tres idiomas y va por su segundo posgrado. Platicamos mucho y de todo. Nunca le he escuchado quejas o quejumbres por “la falta de reformas” o por “la falta de estímulos gubernamentales para competir”.

Se llama “Business Model Generation”, fue publicado hace un par de meses y aun no existe la versión en español, puede ser adquirido a través de Amazon.com. El libro fue escrito con la colaboración de más de 470 practicantes de negocios.

Inversionistas, empresarios, académicos, directores ejecutivos, emprendedores sociales, diseñadores, y consultores de negocios de 45 países aportaron su expertise bajo el principio de crowdsourcing.

Mismo principio que ha funcionado tan bien para Wikipedía y para Linux; y que está basado en la co-creación con un modelo de externalización mediante la participación masiva de voluntarios pagados para resolver un problema o realizar un trabajo, en el que tienen un peso importante los principios de auto-organización.

El libro presenta una plataforma conceptual, pero también muy practica, para entender y hacer negocios. Quien lo lea podrá reforzar su capacidad para analizar cuáles son los aspectos clave en el diseño de un negocio o de una nueva empresa, que permiten augurar su éxito, o de plano, saber sus límites, flancos débiles, y peligros.

Por ejemplo, presenta una herramienta muy sencilla, donde cualquier propietario, responsable, o emprendedor, es guiado a plantearse y contestar preguntas como las siguientes:

Bajo la perspectiva de nuestros clientes y prospectos, ¿Cuál es el valor que les entregamos? ¿Cuáles de sus problemas ayudamos a resolver? ¿Cómo son los clientes que atendemos? ¿Qué canales de distribución utilizamos y porque? ¿Cómo el negocio se integra a la rutina de consumo de los clientes? ¿Cuáles son los “momentos de la verdad” en las relaciones con nuestros clientes?

¿Cuál es el factor real por el cual los clientes pagan? ¿Cuál es la razón por la cual los clientes pueden preferirnos sobre otras opciones? ¿Cuáles son los recursos y competencias clave que la compañía debe poseer? ¿Cuál es nuestra estructura de costos y gastos?

Básicamente, el libro explica que todo negocio (todo) está compuesto de nueve bloques: 1.- Una propuesta de valor, (lo que nos compran). 2.- Uno o varios segmentos de clientes atendidos (quienes nos compran). 3.- Un modo de relacionarse con los clientes, (como atendemos y retenemos a nuestros clientes). 4.- Uno o varios canales de distribución, (como llegamos y entregamos a nuestros clientes). 5.- Un conjunto de actividades clave, (que cosas debe hacer el negocio sin fallar). 6.- Un conjunto de recursos clave, (los activos imprescindibles del negocio). 7.- Un conjunto de socios y asociados clave, (con que personas o empresas debe asociarse el negocio). 8.- Una estructura de costos (donde debe invertir y gastar el negocio para ser rentable) y 9.- Una manera de generar utilidades (cuales son las cosas o los momentos que hacen sonar la caja registradora).

El libro presenta muchísimos ejemplos, desde como Google y Youtube resolvieron la manera de generar consistentemente ingresos y utilidades, (algo que Facebook y Twitter aun no resuelven), como la industria de medios puede integrar a su modelo de generación de ingresos a los nuevos canales de comunicación y las redes sociales. Como Flickr y Skipe, estas empresas de almacenamiento de imágenes en línea y telefonía por internet, han resuelto sus ecuaciones de negocio con el modelo Freemium.

Lea este libro, y estará 100% actualizado con una nueva forma de hacer negocios.

(Publicado en La Opinión Milenio. Domingo 05 de Diciembre de 2010)